Emoción: Los jóvenes tienen problemas motrices, auditivos y déficit mental, entre otras capacidades diferentes, pero eso no les impidió ser los nuevos fraternos de esta conocida fraternidad de morenos de la Entrada del Gran Poder. La fundación RIS y sus padres corren con los gastos de su participación.
A pesar de que Mario Mendoza, un adolescente de 18 años, no puede escuchar el ritmo de la morenada ni el sonido de las matracas porque tiene hipoacusia (discapacidad auditiva), sí se entusiasma al ver los pasos de esta danza; por eso, este año practica todos los días durante dos horas para participar en la Entrada del Señor Jesús del Gran Poder, donde demostrará al público su alegría y coreografía entre las filas de la morenada Los Fanáticos.
Como él, otros nueve adolescentes entre varones y mujeres, de 14 a 18 años, con diferentes capacidades alternativas pertenecientes a la Fundación Referentes de Inclusión Social (RIS) también serán parte del fastuoso evento de mañana.
“Estoy muy feliz de bailar porque puedo expresar mi alegría y emoción, más cuando las personas me aplauden, tal como lo hice el anterior domingo en la pre-entrada (la Promesa)”, cuenta Mario a La Prensa a través del lenguaje de señas, mientras se sonroja porque Rosario Paz Yujra, encargada del RIS, lo traduce.
Para la activista, Mario, a pesar de su discapacidad, es uno de los que se desenvuelve mejor en el baile, razón por la que es el guía de su grupo. “Iguala (los pasos) y se mueve al ritmo de la música, no sé cómo lo hace, pero explota su entusiasmo. No escucha, pero sabe bailar, siente el ritmo y tiene otras capacidades que las ha desarrollado con mayor potencial, por eso puede hacer lo mismo que las demás personas”.
Rosario asegura que lo que se busca con el ingreso de los muchachos en esta fraternidad es la inclusión de ellos en la sociedad, se trata de que se “empoderen”, es decir que crean en sí mismos y sepan que pueden hacer las cosas igual que los demás, para que no se encierren.
“Bailaré de achachi, me gusta y quiero participar en la fiesta. El otro día estuve al lado de una china morena y por eso no me cansé durante todo el recorrido”, cuenta alegremente Estéfano Miranda (15 años), quien tiene discapacidad motriz.
De acuerdo con Martín Lamar, fraterno del bloque Jaira Jararankus de la morenada Los Fanáticos, los muchachos fueron recibidos como cualquier integrante nuevo en la fraternidad. “Junto a la directiva y los pasantes les dimos la bienvenida. Ellos, como cualquier miembro de la comparsa, asisten a los ensayos y son rigurosos en su aprendizaje”.
Además, la Fundación RIS paga su ingreso al grupo, al igual que su vestuario; entre tanto, sus padres los apoyan con el refrigerio y algunos detalles.
Los Fanáticos tienen 1.300 fraternos, de ellos 500 son mujeres que componen el bloque de las señoras; 480 son los varones del bloque de los morenos y el resto, 320, son las figuras de la fraternidad, entre los que participan los diez muchachos del RIS.
“Cada día que pasa me late más fuerte el corazón porque la Entrada está muy cerca. Sé que lo haré bien, por eso ensayo todos los días (en las instalaciones del RIS) con mis compañeros. Me divierto”, afirma Marcelo Condori (16 años), quien tiene déficit o retraso mental.
Testimonios de tres integrantes
“El día de la preentrada (la Promesa) me sentí un poco tímido porque había mucha gente que nos miraba, pero después gané confianza y bailé más alegre. Me gusta la morenada, por eso voy a bailar de achachi, y con sólo escuchar la idea de que estaré en la Entrada me emociona. Los aplausos me dan más fuerza porque sé que a las personas les gusta mis pasos. Me esforzaré más el sábado”.
Estéfano Miranda / Tiene discapacidad motriz
“Soy tímido, pero sé que lo haré bien porque no soy el único, somos varios amigos que participamos en la fiesta. Será la primera vez que bailaré en una Entrada, y tan grande! Aunque no puedo escuchar la música, me guío por los pasos de los demás y cuando recibo los aplausos me alegra porque sé que lo hago bien. Estamos ensayando para no equivocarnos con los pasos y para que no nos traicionen los nervios”.
Mario Mendoza / Es sordomudo
“El ritmo es contagioso y los pasos no son muy difíciles, sólo hay que ponerle muchas ganas. Cuando uno baila morenada siente la música en el cuerpo y de pronto comienzas a moverte. Los pasos aprendimos en los ensayos de la comparsa y en los que hacemos aquí (Fundación Referentes de Inclusión Social, RIS). Espero que no sea la última vez de demostrar mi baile”.
Marcelo Condori / Tiene déficit mental
1 comentario:
Que bien che!! Bolivia tiene que dejar de lado las sombras del obscurantismo en el que siempre dejaban a personas como este grupo de muchachos, ya es hora de que las madres y padres de ninos descapacitados dejen la "verguenza" y el sobreproteccionismo de lado para integrar a sus hijos a actividades triviales como esta. Bravo por la persona a la que se ocurrio hacer esto.
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