— ¿Cómo empezó en los medios?
— Luego de salir del servicio militar me quedó clara cuál era mi pasión: hacer que la gente me escuche. El medio más directo y mágico era la radio, tenía 18 años y corría el año 1993.
— ¿Salió de Fides por su forma de decir las cosas?
— No, en realidad el padre Pérez entendía muy bien el porqué de mi estilo, de hecho apoyaba hasta cierto punto mi grado de honesta insolencia y mi partida se debió sencillamente a un apetito de crecimiento individual con un estilo al que Fides no estaba dispuesto a arriesgarse. Además, siempre soñé ser un comunicador independiente.
— Su estilo le ha causado problemas...
.
— Sí, muchos. A un principio había mucha gente que me encontraba hasta grotesco, pero con el transcurrir del tiempo y, paulatinamente, la gente fue entendiendo el verdadero mensaje de mi comunicación imperfecta, humana, sin recato socialmente impuesto. Ahora, los críticos ya son menos.
— ¿Es su intención crear polémica con lo que dice?
— No, es sólo dar mi punto de vista desde donde me toca en esta jungla de diversas opiniones.
— ¿Le dijeron grosero?
— Sí, pero de forma amable. Yo respondí también que yo soy un grosero que está en recuperación y es así en realidad... cada día aprendo nuevas formas de decir las cosas, aunque no creo que llegue el día en que deje por completo mis verduritas, sería como comer un fricasé sin condimento. Dicen que mucho condimento hace mal, pero nadie lo quiere dejar de buena gana.
— ¿Por qué emplea malas palabras en su show?
— Todas esas palabras tienen su explicación etimológica e histórica, que no las conozcamos no las hace necesariamente malas. Las palabras son malas o buenas según cómo las usemos. Hasta un ‘te amo’ puede ser mala palabra si es mentira.
— ¿Cómo define su estilo?
— Honesto, imperfecto, humano.
— ¿Cuál es su profesión?
— Soy padre, esposo, amigo y un animal de radio.
— En lo personal, ¿cómo es Iván con la familia?
— Un optimista de la vida, padre y esposo enamorado y un poco menos dicharachero que al micrófono, con rostro de enojado, pero de fácil sonrisa.
— ¿Algo que muy pocos saben de usted?
— Bueno, soy un cantante frustrado y una vez me acosté con un gay.
— ¿Cómo?
- En realidad dormí en la casa de un catedrático, sólo había una cama. Cuando trató de atacar el asunto, yo me opuse y él respetó mi negativa.
— ¿Cómo se ve de aquí a unos años ?
— Con la salud completa y la necesaria para envejecer dignamente, acompañado de alguien a quien le importe y me necesite.
Fuente Entrevistas Bolivia
— Luego de salir del servicio militar me quedó clara cuál era mi pasión: hacer que la gente me escuche. El medio más directo y mágico era la radio, tenía 18 años y corría el año 1993.
— ¿Salió de Fides por su forma de decir las cosas?
— No, en realidad el padre Pérez entendía muy bien el porqué de mi estilo, de hecho apoyaba hasta cierto punto mi grado de honesta insolencia y mi partida se debió sencillamente a un apetito de crecimiento individual con un estilo al que Fides no estaba dispuesto a arriesgarse. Además, siempre soñé ser un comunicador independiente.
— Su estilo le ha causado problemas...
.
— Sí, muchos. A un principio había mucha gente que me encontraba hasta grotesco, pero con el transcurrir del tiempo y, paulatinamente, la gente fue entendiendo el verdadero mensaje de mi comunicación imperfecta, humana, sin recato socialmente impuesto. Ahora, los críticos ya son menos.
— ¿Es su intención crear polémica con lo que dice?
— No, es sólo dar mi punto de vista desde donde me toca en esta jungla de diversas opiniones.
— ¿Le dijeron grosero?
— Sí, pero de forma amable. Yo respondí también que yo soy un grosero que está en recuperación y es así en realidad... cada día aprendo nuevas formas de decir las cosas, aunque no creo que llegue el día en que deje por completo mis verduritas, sería como comer un fricasé sin condimento. Dicen que mucho condimento hace mal, pero nadie lo quiere dejar de buena gana.
— ¿Por qué emplea malas palabras en su show?
— Todas esas palabras tienen su explicación etimológica e histórica, que no las conozcamos no las hace necesariamente malas. Las palabras son malas o buenas según cómo las usemos. Hasta un ‘te amo’ puede ser mala palabra si es mentira.
— ¿Cómo define su estilo?
— Honesto, imperfecto, humano.
— ¿Cuál es su profesión?
— Soy padre, esposo, amigo y un animal de radio.
— En lo personal, ¿cómo es Iván con la familia?
— Un optimista de la vida, padre y esposo enamorado y un poco menos dicharachero que al micrófono, con rostro de enojado, pero de fácil sonrisa.
— ¿Algo que muy pocos saben de usted?
— Bueno, soy un cantante frustrado y una vez me acosté con un gay.
— ¿Cómo?
- En realidad dormí en la casa de un catedrático, sólo había una cama. Cuando trató de atacar el asunto, yo me opuse y él respetó mi negativa.
— ¿Cómo se ve de aquí a unos años ?
— Con la salud completa y la necesaria para envejecer dignamente, acompañado de alguien a quien le importe y me necesite.
Fuente Entrevistas Bolivia
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