La situación actual en Bolivia amenaza con desbordarse por la intolerancia y la falta de opciones y alternativas de las que hacen gala las partes en disputa para enfrentar los conflictos en marcha. En esta nota mostramos las principales aristas de la problemática en el momento actual, su íntima conexión con formas tradicionales de actuación y con la actual política económica del gobierno, y presentamos los lineamientos de una propuesta para reencaminar y reorientar las cosas.
Interpretaciones erróneas
El gobierno parece empeñado en minimizar la crítica situación económica de la mayor parte de la población, así como en mantener una estrategia de desarrollo que va haciendo aguas por todos lados, sin percatarse que justamente dicha estrategia es la causa primordial de la crisis económica que se va posicionando de nuestro país. No toma en cuenta los datos de subempleo del CEDLA que nos dicen que el desempleo equivalente llega al 52% de la fuerza de trabajo, lo cual significa que en realidad sólo la mitad de la fuerza de trabajo se halla plenamente empleada, mientras que la otra mitad se hallaría literalmente desempleada. Tampoco considera los cientos de miles de ciudadanos bolivianos que han salido del país en busca de sustento desde el 2006, con todas las consecuencias que de ello se derivan para las familias y el país.
Por su parte la COB, haciendo gala de una gran incapacidad para formular propuestas, ha impuesto a punta de dinamitazos, marchas y bloqueos un incremento salarial (de 12%), superior al ofrecido por el Gobierno (10%) que, según él, superaba la tasa de inflación anual (7,2%). Aquí se hallaba uno de los mayores puntos de desencuentro, ya que el mismo Gobierno cree a pie juntillas en la exactitud de la tasa de inflación anunciada, sin tomar en cuenta que los precios de los alimentos han aumentado mucho más que los demás bienes y que la gran mayoría de la población destina la mayor parte de sus ingresos mensuales a la adquisición de alimentos.
Interpretaciones erróneas
El gobierno parece empeñado en minimizar la crítica situación económica de la mayor parte de la población, así como en mantener una estrategia de desarrollo que va haciendo aguas por todos lados, sin percatarse que justamente dicha estrategia es la causa primordial de la crisis económica que se va posicionando de nuestro país. No toma en cuenta los datos de subempleo del CEDLA que nos dicen que el desempleo equivalente llega al 52% de la fuerza de trabajo, lo cual significa que en realidad sólo la mitad de la fuerza de trabajo se halla plenamente empleada, mientras que la otra mitad se hallaría literalmente desempleada. Tampoco considera los cientos de miles de ciudadanos bolivianos que han salido del país en busca de sustento desde el 2006, con todas las consecuencias que de ello se derivan para las familias y el país.
Por su parte la COB, haciendo gala de una gran incapacidad para formular propuestas, ha impuesto a punta de dinamitazos, marchas y bloqueos un incremento salarial (de 12%), superior al ofrecido por el Gobierno (10%) que, según él, superaba la tasa de inflación anual (7,2%). Aquí se hallaba uno de los mayores puntos de desencuentro, ya que el mismo Gobierno cree a pie juntillas en la exactitud de la tasa de inflación anunciada, sin tomar en cuenta que los precios de los alimentos han aumentado mucho más que los demás bienes y que la gran mayoría de la población destina la mayor parte de sus ingresos mensuales a la adquisición de alimentos.
Fuente Huellas
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