Fue fundado por dos españoles, en 1553, con el nombre de “Los Obrajes”. Luego fue la Villa de Obrajes, donde los jesuitas instalaron fábricas de tejidos y sombreros.
El Cabildo instalado el 3 de mayo de 1553 en la ciudad de La Paz autorizó fundar, a los españoles Juan de Rivas y Hernando Chirinos, los Obrajes.
Ambos personajes lo habían solicitado debido a la falta que había de paños y tejidos para vestir a la gente común, según las actas capitulares de la ciudad de La Paz de 1548 a 1554 recopiladas, descifradas y anotadas por el reverendo salesiano Gabriel Feyles.
Esta información está registrada en el libro Los Obrajes de La Paz, del escritor paceño Arturo Costa de la Torre.
Según las actas, Chirinos y Rivas ya tenían elegido el sitio apropiado para esa fundación. Estaba en las tierras llamadas Saillimilla (nombre prehispánico), ubicadas a una legua de la ciudad de La Paz, urbe colonial que apenas tenía cinco años de creación.
En la región los jesuitas instalaron batanes (llamados también obrajes, por los españoles), una fábrica de tejidos y otra de sombreros. Mientras fabricaban los vestidos de las clases humildes, los obreros “mestizos e indios” aprendían esa labor y perfeccionaban su habilidad.
Con la expulsión de los jesuitas, el 1 de febrero de 1767 por Cédula Real de Carlos III, se paralizaron las actividades industriales de Saillamilla, donde los religiosos ampliaron la primera industria textil estable e hicieron otras industrias como la elaboración de tabacos, herrerías y lavadores de oro.
La floreciente Villa de Obrajes, cuyo territorio comenzaba donde ahora está la Casa Presidencial de San Jorge y terminaba hasta donde los ojos alcanzaban a ver de la zona Sur, no volvió a tener la producción de la época colonial de los jesuitas.
Ya en la época republicana, Nicolás Acosta, en su texto Guía del viajero a La Paz, publicada en 1880, describe que “este pueblecito que dista una legua de la ciudad” tiene un clima templado, ni húmedo ni seco, posee una campiña preciosa y su vegetación es la más lozana y corpulenta que en los alrededores de La Paz.
“Hay aguas termales, pero desgraciadamente no pueden usarse porque son de privados”, señala la guía, y la empresa carretera facilita coches a los que desean pasear por un precio convencional.
La guía destaca que la fiesta del Señor de Exaltación, del 14 de septiembre, es muy concurrida.
La zona se desarrolló bastante durante la presidencia de José Ballivián (1841-1847) con la construcción del camino, la prolongación de la actual avenida Arce y la construcción de un centro recreativo.
Según publica el antropólogo Carlos Ostermann, en la revista de diciembre de 2010 del Concejo Municipal de La Paz, en 1845 el diario La Época anunciaba la creación de un gran centro recreativo y de solar en conmemoración al triunfo de Ingavi.
“Por lo que hace a la Villa de Ingavi, en el Obrajes, se trabaja con actividad y el arquitecto principal José M. Núñez ya delineó su plan... Carretas, coches, gentes a caballo y a pie bajaron los domingos por el camino de Bella Vista con dirección al Obrajes y... cafés, confiterías y jardines y huertas de recreo serán constituidas por su población, en fin para nosotros la encantadora Villa Ingavi será lo que Versalles es para París”.
Cien años después, este barrio primigenio de la zona Sur dio lugar a otros. En 1948, el Comité Pro Cuarto Centenario recibió fondos para la construcción del camino pavimentado Obrajes-Calacoto. Así, Obrajes tenía una fisonomía propia y moderna de barrio residencial de señorío y prestancias. Hoy en su territorio de nacimiento coexisten más de 130 barrios.
El censo de 1900 reportó una población de 3.540 habitantes rurales y urbanos. Hoy la población en todos los barrios de la zona Sur es de 180 mil habitantes, según el Censo de 2001.
En el actual barrio de Obrajes, que ahora comprende desde la Curva de Holguín hasta la calle 17, preserva 64 construcciones patrimoniales que datan de principios y mediados del siglo pasado.
Una muestra es la iglesia de la Exaltación y el edificio que ocupa la Subalcaldía, señala el presidente de la junta de vecinos de Obrajes, Hernán Aguirre, quien añora los tiempos en que las casas no pasaban de las dos plantas, permitiendo a los vecinos gozar del calor del sol. El primer edificio de cuatro pisos se construyó en 1960. Hoy ya son 90 y cada vez más altos.
Fuente Página Siete
El Cabildo instalado el 3 de mayo de 1553 en la ciudad de La Paz autorizó fundar, a los españoles Juan de Rivas y Hernando Chirinos, los Obrajes.
Ambos personajes lo habían solicitado debido a la falta que había de paños y tejidos para vestir a la gente común, según las actas capitulares de la ciudad de La Paz de 1548 a 1554 recopiladas, descifradas y anotadas por el reverendo salesiano Gabriel Feyles.
Esta información está registrada en el libro Los Obrajes de La Paz, del escritor paceño Arturo Costa de la Torre.
Según las actas, Chirinos y Rivas ya tenían elegido el sitio apropiado para esa fundación. Estaba en las tierras llamadas Saillimilla (nombre prehispánico), ubicadas a una legua de la ciudad de La Paz, urbe colonial que apenas tenía cinco años de creación.
En la región los jesuitas instalaron batanes (llamados también obrajes, por los españoles), una fábrica de tejidos y otra de sombreros. Mientras fabricaban los vestidos de las clases humildes, los obreros “mestizos e indios” aprendían esa labor y perfeccionaban su habilidad.
Con la expulsión de los jesuitas, el 1 de febrero de 1767 por Cédula Real de Carlos III, se paralizaron las actividades industriales de Saillamilla, donde los religiosos ampliaron la primera industria textil estable e hicieron otras industrias como la elaboración de tabacos, herrerías y lavadores de oro.
La floreciente Villa de Obrajes, cuyo territorio comenzaba donde ahora está la Casa Presidencial de San Jorge y terminaba hasta donde los ojos alcanzaban a ver de la zona Sur, no volvió a tener la producción de la época colonial de los jesuitas.
Ya en la época republicana, Nicolás Acosta, en su texto Guía del viajero a La Paz, publicada en 1880, describe que “este pueblecito que dista una legua de la ciudad” tiene un clima templado, ni húmedo ni seco, posee una campiña preciosa y su vegetación es la más lozana y corpulenta que en los alrededores de La Paz.
“Hay aguas termales, pero desgraciadamente no pueden usarse porque son de privados”, señala la guía, y la empresa carretera facilita coches a los que desean pasear por un precio convencional.
La guía destaca que la fiesta del Señor de Exaltación, del 14 de septiembre, es muy concurrida.
La zona se desarrolló bastante durante la presidencia de José Ballivián (1841-1847) con la construcción del camino, la prolongación de la actual avenida Arce y la construcción de un centro recreativo.
Según publica el antropólogo Carlos Ostermann, en la revista de diciembre de 2010 del Concejo Municipal de La Paz, en 1845 el diario La Época anunciaba la creación de un gran centro recreativo y de solar en conmemoración al triunfo de Ingavi.
“Por lo que hace a la Villa de Ingavi, en el Obrajes, se trabaja con actividad y el arquitecto principal José M. Núñez ya delineó su plan... Carretas, coches, gentes a caballo y a pie bajaron los domingos por el camino de Bella Vista con dirección al Obrajes y... cafés, confiterías y jardines y huertas de recreo serán constituidas por su población, en fin para nosotros la encantadora Villa Ingavi será lo que Versalles es para París”.
Cien años después, este barrio primigenio de la zona Sur dio lugar a otros. En 1948, el Comité Pro Cuarto Centenario recibió fondos para la construcción del camino pavimentado Obrajes-Calacoto. Así, Obrajes tenía una fisonomía propia y moderna de barrio residencial de señorío y prestancias. Hoy en su territorio de nacimiento coexisten más de 130 barrios.
El censo de 1900 reportó una población de 3.540 habitantes rurales y urbanos. Hoy la población en todos los barrios de la zona Sur es de 180 mil habitantes, según el Censo de 2001.
En el actual barrio de Obrajes, que ahora comprende desde la Curva de Holguín hasta la calle 17, preserva 64 construcciones patrimoniales que datan de principios y mediados del siglo pasado.
Una muestra es la iglesia de la Exaltación y el edificio que ocupa la Subalcaldía, señala el presidente de la junta de vecinos de Obrajes, Hernán Aguirre, quien añora los tiempos en que las casas no pasaban de las dos plantas, permitiendo a los vecinos gozar del calor del sol. El primer edificio de cuatro pisos se construyó en 1960. Hoy ya son 90 y cada vez más altos.
Fuente Página Siete
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