A escasos metros del lugar en que acampan se encuentra el arroyo Chaparina, pero los marchistas del Tipnis no pueden saciar su sed, refrescar o limpiar sus cuerpos con el agua de este afluente. Los colonizadores y Policía han bloqueado el acceso.
Son cerca de media centena de colonizadores que hace 18 días han bloqueado el puente San Lorenzo y desde ayer viaducto Chaparina (sobre al arroyo del mismo nombre) con el único propósito de impedir el paso de los marchistas. Hasta allí también se desplazó un contingente de más de 400 policías para, según el Gobierno, evitar enfrentamientos.
Ese es el punto, distante a 250 kilómetros de Trinidad-Beni, que tensiona al país y donde el martes se detuvo la marcha del Tipnis. Ahora, alrededor de mil originarios acampan en Chaparina bajo un sol abrasador, con una temperatura que supera los 35º; sin acceso al agua del arroyo Chaparina y los comercios de Yucumo.
El lugar es resguardado por un cordón de policías. A pesar de la cercanía de esa fuente natural, la instructiva de los efectivos es impedir que los originarios avancen un milímetro más, aun cuando sea para recoger un poco de agua para el aseo de los niños de pecho que hay en el campamento.
Así quedó en evidencia ayer, aseguró el periodista de EL DEBER, cuando un grupo de mujeres indígenas intentó cruzar la muralla verde olivo, después de varias solicitudes, para refrescar a sus hijos del azote de los rayos del sol.
La ayuda externa también ha sido obstaculizada, puesto que los colonizadores intensificaron el control y no permiten el paso de personas o vehículos que lleven alimentos para los indígenas. “Aseguran que devolverán los vehículos y enseres secuestrados una vez termine el conflicto”, resalta.
En el campamento hay más de 30 niños menores de un año y al menos cinco mujeres embarazadas, que sufren por la carencia del elemento vital. "Están a 20 pasos del agua y no la pueden beber", concluyó D’Alencar.
EL DEBER
Son cerca de media centena de colonizadores que hace 18 días han bloqueado el puente San Lorenzo y desde ayer viaducto Chaparina (sobre al arroyo del mismo nombre) con el único propósito de impedir el paso de los marchistas. Hasta allí también se desplazó un contingente de más de 400 policías para, según el Gobierno, evitar enfrentamientos.
Ese es el punto, distante a 250 kilómetros de Trinidad-Beni, que tensiona al país y donde el martes se detuvo la marcha del Tipnis. Ahora, alrededor de mil originarios acampan en Chaparina bajo un sol abrasador, con una temperatura que supera los 35º; sin acceso al agua del arroyo Chaparina y los comercios de Yucumo.
El lugar es resguardado por un cordón de policías. A pesar de la cercanía de esa fuente natural, la instructiva de los efectivos es impedir que los originarios avancen un milímetro más, aun cuando sea para recoger un poco de agua para el aseo de los niños de pecho que hay en el campamento.
Así quedó en evidencia ayer, aseguró el periodista de EL DEBER, cuando un grupo de mujeres indígenas intentó cruzar la muralla verde olivo, después de varias solicitudes, para refrescar a sus hijos del azote de los rayos del sol.
La ayuda externa también ha sido obstaculizada, puesto que los colonizadores intensificaron el control y no permiten el paso de personas o vehículos que lleven alimentos para los indígenas. “Aseguran que devolverán los vehículos y enseres secuestrados una vez termine el conflicto”, resalta.
En el campamento hay más de 30 niños menores de un año y al menos cinco mujeres embarazadas, que sufren por la carencia del elemento vital. "Están a 20 pasos del agua y no la pueden beber", concluyó D’Alencar.
EL DEBER
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