En la era del actual seleccionador la Verde no gana hace 13 partidos. El DT de Aurora agradeció al público y dijo que sintió “escalofríos de felicidad”. Los hinchas también gritaron “¡fuera Chávez!”.
El partido estaba en la recta final, restaban diez minutos para la conclusión del compromiso y desde el sector de preferencia surgió el grito de “¡Baldivieso, Baldivieso!”, la gente pedía el cambio en la dirección técnica de la Selección.
En los rostros de los aficionados se veía molestia. “Este equipo no juega a nada”, afirmaba un hincha, mientras otro le reclamaba, a gritos, a Quinteros, “¡por qué haces cambios tan tarde, inútil”!
El gol de Wálter Flores le devolvió la esperanza a los espectadores, pero tras el segundo tanto de los colombianos se volvió a escuchar el nombre de Baldivieso y a ello se sumó el pedido de la salida de Quinteros y Carlos Chávez, titular de la Federación Boliviana de Fútbol.
“Agradezco a la gente que reconoce mi trabajo. Esos gritos me provocaron escalofríos de felicidad. El día que me llamen para dirigir a la Selección estaré como un soldado”, afirmó Baldivieso, desde Cochabamba.
Fue una jornada de Eliminatorias atípica en La Paz, no por el horario ni el rival, sino por la escasa expectativa de la gente.
El compromiso se inició con puntualidad, el presidente Evo Morales llegó dos minutos después del inicio, pero el tradicional “¡Bo, Bo, Bo... li, li, li... via, via, via!” estuvo ausente.
El público siguió en silencio la mayor parte del juego y sólo se “despertó” cuando el combinado llegó con peligro sobre el arco rival, algo poco frecuente.
La rabia de los hinchas aumentó mientras transcurría el encuentro y más en las jugadas con balón detenido. “En vano se entrenó a puertas cerradas”, afirmó un aficionado.
En la pista atlética los técnicos también tomaron protagonismo, el más efusivo fue el colombiano Leonardo Álvarez, quien con gritos y gestos trató de corregir los errores de su plantel. Quinteros estuvo en lo suyo, sin mucha emotividad daba instrucciones a sus dirigidos y en muchos pasajes quedó con las manos en los bolsillos y sin nada que decir.
Como al inicio, en el segundo tiempo el recibimiento a la Verde fue frió y el estadio “quedó mudo” a los tres minutos, cuando la visita abrió el marcador.
Una veintena de hinchas cafetaleros se hizo sentir en la general con su festejo y en la preferencia los suplentes del cuadro visitante hicieron suya la fiesta.
La bronca del público también se dirigió al delantero Marcelo Martins, pero no faltó el argumento de que el ariete “estaba sólo en medio de dos gigantes colombianos”.
El ingreso de Jhasmani Campos y Augusto Andaveris fue aplaudido desde las tribunas, aunque varios coincidieron al afirmar que era “ tarde” porque la “suerte estaba echada”.
La molestia y frustración de la gente se trasladó a las calles.
Página Siete
El partido estaba en la recta final, restaban diez minutos para la conclusión del compromiso y desde el sector de preferencia surgió el grito de “¡Baldivieso, Baldivieso!”, la gente pedía el cambio en la dirección técnica de la Selección.
En los rostros de los aficionados se veía molestia. “Este equipo no juega a nada”, afirmaba un hincha, mientras otro le reclamaba, a gritos, a Quinteros, “¡por qué haces cambios tan tarde, inútil”!
El gol de Wálter Flores le devolvió la esperanza a los espectadores, pero tras el segundo tanto de los colombianos se volvió a escuchar el nombre de Baldivieso y a ello se sumó el pedido de la salida de Quinteros y Carlos Chávez, titular de la Federación Boliviana de Fútbol.
“Agradezco a la gente que reconoce mi trabajo. Esos gritos me provocaron escalofríos de felicidad. El día que me llamen para dirigir a la Selección estaré como un soldado”, afirmó Baldivieso, desde Cochabamba.
Fue una jornada de Eliminatorias atípica en La Paz, no por el horario ni el rival, sino por la escasa expectativa de la gente.
El compromiso se inició con puntualidad, el presidente Evo Morales llegó dos minutos después del inicio, pero el tradicional “¡Bo, Bo, Bo... li, li, li... via, via, via!” estuvo ausente.
El público siguió en silencio la mayor parte del juego y sólo se “despertó” cuando el combinado llegó con peligro sobre el arco rival, algo poco frecuente.
La rabia de los hinchas aumentó mientras transcurría el encuentro y más en las jugadas con balón detenido. “En vano se entrenó a puertas cerradas”, afirmó un aficionado.
En la pista atlética los técnicos también tomaron protagonismo, el más efusivo fue el colombiano Leonardo Álvarez, quien con gritos y gestos trató de corregir los errores de su plantel. Quinteros estuvo en lo suyo, sin mucha emotividad daba instrucciones a sus dirigidos y en muchos pasajes quedó con las manos en los bolsillos y sin nada que decir.
Como al inicio, en el segundo tiempo el recibimiento a la Verde fue frió y el estadio “quedó mudo” a los tres minutos, cuando la visita abrió el marcador.
Una veintena de hinchas cafetaleros se hizo sentir en la general con su festejo y en la preferencia los suplentes del cuadro visitante hicieron suya la fiesta.
La bronca del público también se dirigió al delantero Marcelo Martins, pero no faltó el argumento de que el ariete “estaba sólo en medio de dos gigantes colombianos”.
El ingreso de Jhasmani Campos y Augusto Andaveris fue aplaudido desde las tribunas, aunque varios coincidieron al afirmar que era “ tarde” porque la “suerte estaba echada”.
La molestia y frustración de la gente se trasladó a las calles.
Página Siete
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