Las comodidades con las que cuentan los citadinos en Bolivia, no se acercan siquiera a las que muestra la realidad suburbana y peor en el área rural. Fides visitó a algunos campesinos del occidente, para verificar que las casas en su mayoría no cuentan con servicios higiénicos y menos construcciones solidas o comodidades habitacionales como las que se ven en las grandes urbes.
Para ver estas dos realidades basta con ver el periódico y revisar algunos anuncios inmobiliarios. “busco departamentos con dos dormitorios, living, comedor, baño y lavandería”, dice un aviso clasificado; “departamento en alquiler, dos habitaciones completamente alfombradas con servicios incluidos”, dice otro. Para muchos residentes citadinos este tipo de avisos es parte de la vivencia diaria y comodidades a las que están acostumbradas.
Pero vayamos al área rural, es aquí en donde los denominados “lujos” tienen otra cara, visitamos la casa de don Valerio Colque, residente de la comunidad Ñequeta, en el departamento de Potosí uno de los departamentos que destaca por su pobreza y migración desde hace décadas.
Valerio, se siente orgulloso al mostrar su casa, que para la región y los lugareños, es una de las más lujosas; su casa tiene 8 habitaciones, es de ladrillo, techo de calamina y por lo menos en la el lugar es el único que cuenta con un baño, y se da el lujo de prestar sus servicios cobrando un pequeño monto. A parte tiene electrodomésticos como una radio, un televisor, aunque solo pueda ver dos canales y escuchar algunas estaciones en AM u Onda Corta.
Pero el tener ese tipo de “lujos”, le costó dejar a su familia para ir a las ciudades, y trabajar de albañil y conseguir recursos y lograr la casita que siempre soñó, y terminó de construirla en casi 7 años.
“Mi casa la construí en casi siete años, trabajando de albañil en Oruro, tengo 8 cuartos y baño, ahora presto mi baño a algunos viajeros y les cobro un boliviano”, contaba a nuestra periodista Rocío Ruíz.
Para muchos citadinos la casa de Valerio posiblemente sea muy humilde y muy parecida a las que uno ve en la periferia urbana, pero la realidad del campo, muestra que las casas en su mayoría son construcciones de adobes, con techo de paja y sin servicios higiénicos, mientras siga esta realidad muchos seguramente seguirán migrando a las ciudades para escapar de esta su realidad.
En Bolivia del 60 por ciento de la población que se encuentra en la extrema pobreza, el 37.7 por ciento son indígenas y mujeres, según los datos del censo de población y vivienda del INE 2001, estos datos serán actualizados en esta gestión, con el próximo Censo de población y vivienda. Se cree que las condiciones mejoraron en estos casi 10 años desde el último Censo, realidad que muchas organizaciones y hasta el mismo gobierno esperan para intentar reducir estas cifras.
Radio Fides
Para ver estas dos realidades basta con ver el periódico y revisar algunos anuncios inmobiliarios. “busco departamentos con dos dormitorios, living, comedor, baño y lavandería”, dice un aviso clasificado; “departamento en alquiler, dos habitaciones completamente alfombradas con servicios incluidos”, dice otro. Para muchos residentes citadinos este tipo de avisos es parte de la vivencia diaria y comodidades a las que están acostumbradas.
Pero vayamos al área rural, es aquí en donde los denominados “lujos” tienen otra cara, visitamos la casa de don Valerio Colque, residente de la comunidad Ñequeta, en el departamento de Potosí uno de los departamentos que destaca por su pobreza y migración desde hace décadas.
Valerio, se siente orgulloso al mostrar su casa, que para la región y los lugareños, es una de las más lujosas; su casa tiene 8 habitaciones, es de ladrillo, techo de calamina y por lo menos en la el lugar es el único que cuenta con un baño, y se da el lujo de prestar sus servicios cobrando un pequeño monto. A parte tiene electrodomésticos como una radio, un televisor, aunque solo pueda ver dos canales y escuchar algunas estaciones en AM u Onda Corta.
Pero el tener ese tipo de “lujos”, le costó dejar a su familia para ir a las ciudades, y trabajar de albañil y conseguir recursos y lograr la casita que siempre soñó, y terminó de construirla en casi 7 años.
“Mi casa la construí en casi siete años, trabajando de albañil en Oruro, tengo 8 cuartos y baño, ahora presto mi baño a algunos viajeros y les cobro un boliviano”, contaba a nuestra periodista Rocío Ruíz.
Para muchos citadinos la casa de Valerio posiblemente sea muy humilde y muy parecida a las que uno ve en la periferia urbana, pero la realidad del campo, muestra que las casas en su mayoría son construcciones de adobes, con techo de paja y sin servicios higiénicos, mientras siga esta realidad muchos seguramente seguirán migrando a las ciudades para escapar de esta su realidad.
En Bolivia del 60 por ciento de la población que se encuentra en la extrema pobreza, el 37.7 por ciento son indígenas y mujeres, según los datos del censo de población y vivienda del INE 2001, estos datos serán actualizados en esta gestión, con el próximo Censo de población y vivienda. Se cree que las condiciones mejoraron en estos casi 10 años desde el último Censo, realidad que muchas organizaciones y hasta el mismo gobierno esperan para intentar reducir estas cifras.
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