Un experto advierte sobre los peligros de la corrupción y el “rentismo” en los países donde se impuso el “nacionalismo petrolero”.
La emergencia de las nacionalizaciones de los recursos hidrocarburíferos de los últimos años fue favorecida, los buenos precios y las florecientes exportaciones, aunque los países que optaron por esa medida debieran preocuparse por diversificar las fuentes de sus economías y dejar de depender únicamente de los combustibles fósiles, como es el caso de Bolivia.
Tales son algunas de las conclusiones del estudio “La Economía Política del Petróleo y Gas en América Latina” que publicó el especialista en el tema, Francisco Monaldi, de Stanford University. Allí advierte sobre los peligros de la corrupción y el “rentismo” que se genera en países dependientes del petróleo.
“Los inversionistas extranjeros fueron víctimas de su propio éxito al generar crecientes ingresos por exportaciones que no se ven afectadas en el corto plazo por un aumento de la apropiación de ingresos por parte del gobierno”, afirma de manera concluyente Monaldi.
Según el estudio, en los años 90 la tendencia asumida por los países latinoamericanos productores de petróleo y gas fue hacia la atracción de inversión extranjera y a la privatización. En los años 2000 reaparece el nacionalismo petrolero debido a que las reglas del juego vigentes hasta un determinado momento, no convenían a los Estados.
UN “CASO TÍPICO”
Monaldi afirma que “Bolivia representa el caso típico de un país que ha tenido éxito en la atracción de inversión, aumentando la producción y las reservas de gas con un esquema impositivo no progresivo, diseñado en un periodo de bajos precio internacionales de los hidrocarburos”.
Sin embargo, una vez que los precios internacionales aumentaron y que la mayor parte de las inversiones ya se había inmovilizado, el gobierno tuvo fuertes incentivos para renegociar los contratos y llevar a cabo –con éxito- la nacionalización de la industria. Esto redundó en la mejora de los ingresos para el Estado.
Un reciente informe del Banco Central de Bolivia (BCB) señala que una de las principales fuentes de ingresos de las Reservas Internacionales proviene de la venta de gas a cargo de YPFB, con 2.316 millones de dólares a diciembre de 2011.
El estudio revela que el país no cuenta con reservas petroleras importantes y que su producción de crudo es ínfima. Por el contrario, “en la última década, se convirtió en el mayor exportador de gas, ocupando el segundo lugar con las mayores reservas probadas de gas en la región y las mayores de gas libre”.
UNA ECUACIÓN DE NEGOCIO
Cuando el precio del petróleo aumenta significativamente, la tendencia al nacionalismo petrolero y el aumento de impuestos son algo típico de los exportadores netos.
En aquellos casos en que los gobiernos están dispuestos a ofrecer a inversionistas extranjeros acceso a sus reservas, los exportadores netos con reservas sustanciales tienen mucho poder en la negociación con las compañías internacionales, ya que la mayor parte de las reservas probadas de petróleo a nivel mundial están en manos de empresas estatales.
Estos países típicamente abren a la inversión extranjera áreas de la producción con poca generación de renta, campos marginales, o de alto riesgo.
Cuando el precio del petróleo aumenta significativamente, los exportadores netos se encuentran en la mejor posición para negociar mientras que las compañías internacionales que tienen activos inmovilizados en ese país no tienen alternativa si el gobierno decide cambiar los términos acordados. (Francisco Monaldi)
El Diario
La emergencia de las nacionalizaciones de los recursos hidrocarburíferos de los últimos años fue favorecida, los buenos precios y las florecientes exportaciones, aunque los países que optaron por esa medida debieran preocuparse por diversificar las fuentes de sus economías y dejar de depender únicamente de los combustibles fósiles, como es el caso de Bolivia.
Tales son algunas de las conclusiones del estudio “La Economía Política del Petróleo y Gas en América Latina” que publicó el especialista en el tema, Francisco Monaldi, de Stanford University. Allí advierte sobre los peligros de la corrupción y el “rentismo” que se genera en países dependientes del petróleo.
“Los inversionistas extranjeros fueron víctimas de su propio éxito al generar crecientes ingresos por exportaciones que no se ven afectadas en el corto plazo por un aumento de la apropiación de ingresos por parte del gobierno”, afirma de manera concluyente Monaldi.
Según el estudio, en los años 90 la tendencia asumida por los países latinoamericanos productores de petróleo y gas fue hacia la atracción de inversión extranjera y a la privatización. En los años 2000 reaparece el nacionalismo petrolero debido a que las reglas del juego vigentes hasta un determinado momento, no convenían a los Estados.
UN “CASO TÍPICO”
Monaldi afirma que “Bolivia representa el caso típico de un país que ha tenido éxito en la atracción de inversión, aumentando la producción y las reservas de gas con un esquema impositivo no progresivo, diseñado en un periodo de bajos precio internacionales de los hidrocarburos”.
Sin embargo, una vez que los precios internacionales aumentaron y que la mayor parte de las inversiones ya se había inmovilizado, el gobierno tuvo fuertes incentivos para renegociar los contratos y llevar a cabo –con éxito- la nacionalización de la industria. Esto redundó en la mejora de los ingresos para el Estado.
Un reciente informe del Banco Central de Bolivia (BCB) señala que una de las principales fuentes de ingresos de las Reservas Internacionales proviene de la venta de gas a cargo de YPFB, con 2.316 millones de dólares a diciembre de 2011.
El estudio revela que el país no cuenta con reservas petroleras importantes y que su producción de crudo es ínfima. Por el contrario, “en la última década, se convirtió en el mayor exportador de gas, ocupando el segundo lugar con las mayores reservas probadas de gas en la región y las mayores de gas libre”.
UNA ECUACIÓN DE NEGOCIO
Cuando el precio del petróleo aumenta significativamente, la tendencia al nacionalismo petrolero y el aumento de impuestos son algo típico de los exportadores netos.
En aquellos casos en que los gobiernos están dispuestos a ofrecer a inversionistas extranjeros acceso a sus reservas, los exportadores netos con reservas sustanciales tienen mucho poder en la negociación con las compañías internacionales, ya que la mayor parte de las reservas probadas de petróleo a nivel mundial están en manos de empresas estatales.
Estos países típicamente abren a la inversión extranjera áreas de la producción con poca generación de renta, campos marginales, o de alto riesgo.
Cuando el precio del petróleo aumenta significativamente, los exportadores netos se encuentran en la mejor posición para negociar mientras que las compañías internacionales que tienen activos inmovilizados en ese país no tienen alternativa si el gobierno decide cambiar los términos acordados. (Francisco Monaldi)
El Diario
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