A solicitud de Página Siete, las arquitectas Ivonne Peñaranda y Viviana Navarro desarrollaron una propuesta en los terrenos del actual aeropuerto de El Alto, sobre 670 hectáreas.
¿Alguna vez imaginó qué pasaría si el aeropuerto internacional de El Alto se trasladara a otro lugar? Basadas en ese supuesto, las arquitectas Ivonne Peñaranda y Viviana Navarro diseñaron una propuesta en lo que podría convertirse la urbe alteña.
Este proyecto, realizado a solicitud del periódico Página Siete, pretende generar un debate de discusión sobre lo que podría construirse en este terreno. La extensión que implica el aeropuerto de El Alto y el de la FAB, que colinda con él, es muy grande, de 670 hectáreas, una superficie equivalente a 1.300 canchas de fútbol. En esa enorme superficie, entonces, se podría diseñar una ciudad ecológica, amable con el ciudadano, segura, activa y productiva.
El plan de las arquitectas Peñaranda y Navarro incluye construir casas y edificios, edificar un centro cívico (plaza de Colores), terminal de buses, senderos para bicicletas, espacio para entradas folklóricas (Paseo del Folklore), áreas para viviendas, comercios y bancos, lugares para cines y restaurantes, zonas para colegios y universidades, hospital, escuela de artes, centro deportivo (Núcleo de Vida Sana) y un gran espacio de áreas verdes, que se convertiría en el parque más grande de la región y sería incluso comparable al famoso Parque Central de Nueva York.
Si este imaginario proyecto se cumpliera adecuadamente, para lo que se necesita una compleja solución financiera y legal, además de arquitectónica, podría convertir a la zona no sólo en la más moderna de Bolivia, sino de las Américas. Otras ciudades en el mundo han sido construidas en tiempos recientes de manera planificada, como Brasilia, Nueva Delhi y Camberra, sobre terrenos áridos e inhóspitos, y ahora son íconos de sus países. La idea de trasladar el aeropuerto de El Alto, por ejemplo a Laja, a 32 kilómetros de La Paz, no es nueva y ha sido explorada por otros profesionales en el pasado.
Características
La propuesta, denominada Un pulmón verde para El Alto por las arquitectas, establece que un 35% del terreno tendría áreas verdes, para “mejorar la calidad de vida de los alteños y generar microclimas en la ciudad”. Las áreas verdes, entonces, estarían sobre una extensión de 234 hectáreas. Todo el Parque Central de Nueva York tiene 320 hectáreas.
Las arquitectas Navarro y Peñaranda imaginaron la plaza de Colores, un espacio cívico en el que estarían la Alcaldía de El Alto y la Gobernación del departamento; el lugar sería más grande que la plaza Mayor de La Paz.
En el proyecto, cerca a este lugar se encuentran la Casa de la Cultura, Biblioteca Municipal, edificios de gestión pública y un campus universitario amplio y moderno.
El denominado Paseo del Folklore utilizaría la actual pista de aterrizaje, de 3.900 metros de largo, y allí se realizarían las entradas folklóricas.
Los centros de salud se encuentran sectorizados en el plan presentado y en ellos se ofrecerían diferentes especialidades médicas. El área hotelera, que aumentaría por la actividad turística que se generaría gracias a la creación de la nueva ciudad, también adquiere importancia: Navarro y Peñaranda las ubicaron en su proyecto cerca al complejo deportivo, que contaría con estadio olímpico, piscina y canchas para deportes como básquet, futsal y vóley, entre otros.
Navarro y Peñaranda imaginan también la creación de una escuela de arte para jóvenes. “Esta escuela puede convertirse en un polo cultural para atraer talentos. Si tienes los espacios adecuados, puedes incentivar las artes. Creemos que hay mucho potencial que no está siendo explotado en El Alto”, opinó Navarro.
Respecto de la forma de construcción, Peñaranda dijo que “los cables de electricidad y telefonía tendrían obviamente que extenderse en ductos subterráneos”. Añadió que esta “ciudad modelo” tendría conexiones de gas natural en toda su extensión y, además, se intentaría generar parte de la electricidad con techos solares e incluso con energía eólica.
Considerando en la cantidad de basura que se genera cada día, las arquitectas también previeron la construcción de plantas de tratamiento de residuos sólidos y líquidos. “Pero el papel lo aguanta todo”, dijo Navarro. “Ivonne y yo hemos usado nuestra imaginación y nuestra experiencia, pero entendemos que el proyecto en general es de muy difícil aplicación”, dijo.
Financiamiento
Un proyecto de esta magnitud tendría un costo muy elevado: deben solventarse la construcción de un nuevo aeropuerto, primero, y luego edificar la nueva ciudad. Si se estima unos 300 dólares por metro cuadrado construido se obtiene una cifra de un poco más de 2.000 millones de dólares.
Para financiar ese monto, el proyecto prevé la construcción de unas 20.000 viviendas en 20 barrios, varios centros comerciales con alrededor de 10.000 tiendas y puestos de venta en total y universidades y diversos espacios de negocios. Un cálculo muy general de lo que se obtendría por la venta de esos bienes establece que se podría financiar probablemente la mitad del costo del proyecto. El saldo podría obtenerse de los ingresos por impuestos y préstamos de entidades internacionales.
La duración de la construcción depende de los recursos disponibles, pero Brasilia, por ejemplo, la capital de Brasil, fue construida en menos de cuatro años, entre 1956 y 1960.
Para desarrollar un plan tan ambicioso como éste se necesita la aprobación de una ley del Estado y, más importante, de consensos sociales y políticos para su desarrollo. (Edición: RPU)
Página Siete
¿Alguna vez imaginó qué pasaría si el aeropuerto internacional de El Alto se trasladara a otro lugar? Basadas en ese supuesto, las arquitectas Ivonne Peñaranda y Viviana Navarro diseñaron una propuesta en lo que podría convertirse la urbe alteña.
Este proyecto, realizado a solicitud del periódico Página Siete, pretende generar un debate de discusión sobre lo que podría construirse en este terreno. La extensión que implica el aeropuerto de El Alto y el de la FAB, que colinda con él, es muy grande, de 670 hectáreas, una superficie equivalente a 1.300 canchas de fútbol. En esa enorme superficie, entonces, se podría diseñar una ciudad ecológica, amable con el ciudadano, segura, activa y productiva.
El plan de las arquitectas Peñaranda y Navarro incluye construir casas y edificios, edificar un centro cívico (plaza de Colores), terminal de buses, senderos para bicicletas, espacio para entradas folklóricas (Paseo del Folklore), áreas para viviendas, comercios y bancos, lugares para cines y restaurantes, zonas para colegios y universidades, hospital, escuela de artes, centro deportivo (Núcleo de Vida Sana) y un gran espacio de áreas verdes, que se convertiría en el parque más grande de la región y sería incluso comparable al famoso Parque Central de Nueva York.
Si este imaginario proyecto se cumpliera adecuadamente, para lo que se necesita una compleja solución financiera y legal, además de arquitectónica, podría convertir a la zona no sólo en la más moderna de Bolivia, sino de las Américas. Otras ciudades en el mundo han sido construidas en tiempos recientes de manera planificada, como Brasilia, Nueva Delhi y Camberra, sobre terrenos áridos e inhóspitos, y ahora son íconos de sus países. La idea de trasladar el aeropuerto de El Alto, por ejemplo a Laja, a 32 kilómetros de La Paz, no es nueva y ha sido explorada por otros profesionales en el pasado.
Características
La propuesta, denominada Un pulmón verde para El Alto por las arquitectas, establece que un 35% del terreno tendría áreas verdes, para “mejorar la calidad de vida de los alteños y generar microclimas en la ciudad”. Las áreas verdes, entonces, estarían sobre una extensión de 234 hectáreas. Todo el Parque Central de Nueva York tiene 320 hectáreas.
Las arquitectas Navarro y Peñaranda imaginaron la plaza de Colores, un espacio cívico en el que estarían la Alcaldía de El Alto y la Gobernación del departamento; el lugar sería más grande que la plaza Mayor de La Paz.
En el proyecto, cerca a este lugar se encuentran la Casa de la Cultura, Biblioteca Municipal, edificios de gestión pública y un campus universitario amplio y moderno.
El denominado Paseo del Folklore utilizaría la actual pista de aterrizaje, de 3.900 metros de largo, y allí se realizarían las entradas folklóricas.
Los centros de salud se encuentran sectorizados en el plan presentado y en ellos se ofrecerían diferentes especialidades médicas. El área hotelera, que aumentaría por la actividad turística que se generaría gracias a la creación de la nueva ciudad, también adquiere importancia: Navarro y Peñaranda las ubicaron en su proyecto cerca al complejo deportivo, que contaría con estadio olímpico, piscina y canchas para deportes como básquet, futsal y vóley, entre otros.
Navarro y Peñaranda imaginan también la creación de una escuela de arte para jóvenes. “Esta escuela puede convertirse en un polo cultural para atraer talentos. Si tienes los espacios adecuados, puedes incentivar las artes. Creemos que hay mucho potencial que no está siendo explotado en El Alto”, opinó Navarro.
Respecto de la forma de construcción, Peñaranda dijo que “los cables de electricidad y telefonía tendrían obviamente que extenderse en ductos subterráneos”. Añadió que esta “ciudad modelo” tendría conexiones de gas natural en toda su extensión y, además, se intentaría generar parte de la electricidad con techos solares e incluso con energía eólica.
Considerando en la cantidad de basura que se genera cada día, las arquitectas también previeron la construcción de plantas de tratamiento de residuos sólidos y líquidos. “Pero el papel lo aguanta todo”, dijo Navarro. “Ivonne y yo hemos usado nuestra imaginación y nuestra experiencia, pero entendemos que el proyecto en general es de muy difícil aplicación”, dijo.
Financiamiento
Un proyecto de esta magnitud tendría un costo muy elevado: deben solventarse la construcción de un nuevo aeropuerto, primero, y luego edificar la nueva ciudad. Si se estima unos 300 dólares por metro cuadrado construido se obtiene una cifra de un poco más de 2.000 millones de dólares.
Para financiar ese monto, el proyecto prevé la construcción de unas 20.000 viviendas en 20 barrios, varios centros comerciales con alrededor de 10.000 tiendas y puestos de venta en total y universidades y diversos espacios de negocios. Un cálculo muy general de lo que se obtendría por la venta de esos bienes establece que se podría financiar probablemente la mitad del costo del proyecto. El saldo podría obtenerse de los ingresos por impuestos y préstamos de entidades internacionales.
La duración de la construcción depende de los recursos disponibles, pero Brasilia, por ejemplo, la capital de Brasil, fue construida en menos de cuatro años, entre 1956 y 1960.
Para desarrollar un plan tan ambicioso como éste se necesita la aprobación de una ley del Estado y, más importante, de consensos sociales y políticos para su desarrollo. (Edición: RPU)
Página Siete
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