Rio de Janeiro, BRASIL, 21 jun.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, fustigó 'la economía verde' que debate desde el miércoles la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio más 20 y que tachó como "el nuevo colonialismo de sometimiento de nuestros pueblos" del sur" al capitalismo del "norte", durante su alocución ante el foro mundial reunido en Brasil.
"El ambientalismo del capitalismo es un nuevo colonialismo de doble partida. Es un colonialismo de la naturaleza al mercantilizar las fuentes naturales de la vida y es un colonialismo de los países del sur que cargan en sus espaldas la responsabilidad de proteger el medio ambiente que es destruido por la economía capitalista e industrial del norte", enfatizó en su discurso de 17 minutos pronunciado ante el plenario de jefes de Estado y Gobierno y delegados de alto rango de 193 países congregados en Rio de Janeiro.
El mandatario indígena de izquierdas, que parafraseó los postulados del líder cubano Fidel Castro, quien en los años '80 pidió acabar con el "hambre y no con el hombre", denunció la emergencia de políticas que apuntan a convertir la naturaleza en un negocio.
Eso y no otra cosa, es la economía verde, deploró.
"El ambientalismo" propugnado por las potencias industriales "mercantiliza la naturaleza porque convierte cada árbol, cada planta y cada gota de agua y cada ser de la naturaleza en una mercancía sometida a la dictadura del mercado", hizo notar.
Morales, indígena originario y labriego de los Andes sudamericanos, convertido en el adalid de los derechos de la Madre Tierra, ha plantado cara a las potencias industrializadas a las que demandó, en diversos foros desde abril de 2010, la reducción de las emisiones de gas venenoso en aras de declinar la temperatura global en alza.
El jefe de Estado boliviano, que en abril de 2010 convocó a más 50.000 ecologistas de 43 países en la ciudad boliviana de Tiquipaya, en la I Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, ha demandado, asimismo, el cumplimiento de la convención de Kioto (1997), que se pronunció contra el recalentamiento del planeta.
En consecuencia, el líder boliviano denunció "la dictadura del mercado que privatiza la riqueza y socializa la pobreza" detrás de la economía verde o su eufemismo, el "ambientalismo".
"El ambientalismo es una estrategia imperial que califica o cuantifica cada río, cada lago, cada planta, cada producto natural y lo traduce en dinero y en ganancia empresarial y lo resguarda temporalmente para esperar el mejor momento para que su apropiación privada le pueda dar más réditos económicos", sostuvo.
"Por ello el ambientalismo es sólo un modo de realización del capitalismo destructor de un mundo", insistió.
Por último, y antes de denunciar un golpe de Estado en desarrollo contra el presidente Fernando Lugo, en Paraguay, agitado por una corriente conservadora en el Congreso de ese país, dijo que detrás de la economía verde, que una Cumbre Social paralela al Rio más 20 rechazó de plano, se esconde "un colonialismo depredador".
"Porque permite que las obligaciones que tienen los países desarrollados de preservar la naturaleza para las futuras generaciones les sean impuestas a los países llamados en vías de desarrollo", explicó al foro.
En su discurso intentó desnudar lo que debajo el ropaje esconde la "economía verde".
"Los países desarrollados "se dedican de manera implacable a destruir mercantilmente el medio ambiente; los países del norte se enriquecen en medio de una orgia depredadora de las fuentes naturales de vida y nos obligan a los países del sur ser sus guardabosques pobres", aguijoneó.
"El ambientalismo del capitalismo es un nuevo colonialismo de doble partida. Es un colonialismo de la naturaleza al mercantilizar las fuentes naturales de la vida y es un colonialismo de los países del sur que cargan en sus espaldas la responsabilidad de proteger el medio ambiente que es destruido por la economía capitalista e industrial del norte", enfatizó en su discurso de 17 minutos pronunciado ante el plenario de jefes de Estado y Gobierno y delegados de alto rango de 193 países congregados en Rio de Janeiro.
El mandatario indígena de izquierdas, que parafraseó los postulados del líder cubano Fidel Castro, quien en los años '80 pidió acabar con el "hambre y no con el hombre", denunció la emergencia de políticas que apuntan a convertir la naturaleza en un negocio.
Eso y no otra cosa, es la economía verde, deploró.
"El ambientalismo" propugnado por las potencias industriales "mercantiliza la naturaleza porque convierte cada árbol, cada planta y cada gota de agua y cada ser de la naturaleza en una mercancía sometida a la dictadura del mercado", hizo notar.
Morales, indígena originario y labriego de los Andes sudamericanos, convertido en el adalid de los derechos de la Madre Tierra, ha plantado cara a las potencias industrializadas a las que demandó, en diversos foros desde abril de 2010, la reducción de las emisiones de gas venenoso en aras de declinar la temperatura global en alza.
El jefe de Estado boliviano, que en abril de 2010 convocó a más 50.000 ecologistas de 43 países en la ciudad boliviana de Tiquipaya, en la I Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, ha demandado, asimismo, el cumplimiento de la convención de Kioto (1997), que se pronunció contra el recalentamiento del planeta.
En consecuencia, el líder boliviano denunció "la dictadura del mercado que privatiza la riqueza y socializa la pobreza" detrás de la economía verde o su eufemismo, el "ambientalismo".
"El ambientalismo es una estrategia imperial que califica o cuantifica cada río, cada lago, cada planta, cada producto natural y lo traduce en dinero y en ganancia empresarial y lo resguarda temporalmente para esperar el mejor momento para que su apropiación privada le pueda dar más réditos económicos", sostuvo.
"Por ello el ambientalismo es sólo un modo de realización del capitalismo destructor de un mundo", insistió.
Por último, y antes de denunciar un golpe de Estado en desarrollo contra el presidente Fernando Lugo, en Paraguay, agitado por una corriente conservadora en el Congreso de ese país, dijo que detrás de la economía verde, que una Cumbre Social paralela al Rio más 20 rechazó de plano, se esconde "un colonialismo depredador".
"Porque permite que las obligaciones que tienen los países desarrollados de preservar la naturaleza para las futuras generaciones les sean impuestas a los países llamados en vías de desarrollo", explicó al foro.
En su discurso intentó desnudar lo que debajo el ropaje esconde la "economía verde".
"Los países desarrollados "se dedican de manera implacable a destruir mercantilmente el medio ambiente; los países del norte se enriquecen en medio de una orgia depredadora de las fuentes naturales de vida y nos obligan a los países del sur ser sus guardabosques pobres", aguijoneó.
ABI
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