El exministro de Gobierno Sacha Llorenti, involucrado en la violación de los derechos humanos en los casos Caranavi y Chaparina, tomó juramento y fue posesionado este miércoles como embajador de Bolivia ante la Organización de Naciones Unidas.
Llorenti agradeció la confianza del Presidente Evo Morales, del Canciller y del Senado por esta designación y manifestó que se esforzará por agilizar el trabajo de Bolivia en el exterior, “en medio de una batalla política en que se encuentra inmersa el país”.
“Mis esfuerzos estarán destinados a dignificar aún más el nombre de nuestra querida patria, a continuar el excelente trabajo que se ha desarrollado desde la Cancillería y los distintos temas de nuestras relaciones multilaterales”, dijo el funcionario.
Agregó que continuará con “la posición definida que Bolivia ha tenido en el fomento a la cultura de la paz y de la vida (...) los derechos de los pueblos indígenas y los derechos humanos”, entre otros temas.
Aprovechó para responder a quienes denunciaron sobre su actuación en los casos de lesa humanidad que pesan en su contra.
“La misma gente que mintió en septiembre de 2011 diciendo que había muertos en Chaparina con desaparecidos y publicó en primeras planas esa información, ahora también han caído en el mismo juego político (para evitar mi designación), dijeron que Naciones Unidas no iba a aceptar la designación hecha por el Presidente y por el Senado, luego decían que no se me iba a dar la visa”, indicó en su discurso.
El Canciller David Choquehuanca aseveró que la confianza del Presidente Evo Morales está representada en esta designación.
Su designación desató una serie de críticas de sectores como la oposición, organismos de derechos humanos, del defensor del Pueblo, Rolando Villena y de una fracción de los indígenas. La exministra de Defensa Cecilia Chacón, que renunció como consecuencia de lo sucedido en Chaparina, fue una de las últimas es cuestionar el nombramiento. Sostuvo -en un artículo difundido el lunes por su cuenta en Facebook- que la designación “significa impunidad para él y los responsables” de la represión a indígenas.
Llorenti agradeció la confianza del Presidente Evo Morales, del Canciller y del Senado por esta designación y manifestó que se esforzará por agilizar el trabajo de Bolivia en el exterior, “en medio de una batalla política en que se encuentra inmersa el país”.
“Mis esfuerzos estarán destinados a dignificar aún más el nombre de nuestra querida patria, a continuar el excelente trabajo que se ha desarrollado desde la Cancillería y los distintos temas de nuestras relaciones multilaterales”, dijo el funcionario.
Agregó que continuará con “la posición definida que Bolivia ha tenido en el fomento a la cultura de la paz y de la vida (...) los derechos de los pueblos indígenas y los derechos humanos”, entre otros temas.
Aprovechó para responder a quienes denunciaron sobre su actuación en los casos de lesa humanidad que pesan en su contra.
“La misma gente que mintió en septiembre de 2011 diciendo que había muertos en Chaparina con desaparecidos y publicó en primeras planas esa información, ahora también han caído en el mismo juego político (para evitar mi designación), dijeron que Naciones Unidas no iba a aceptar la designación hecha por el Presidente y por el Senado, luego decían que no se me iba a dar la visa”, indicó en su discurso.
El Canciller David Choquehuanca aseveró que la confianza del Presidente Evo Morales está representada en esta designación.
Su designación desató una serie de críticas de sectores como la oposición, organismos de derechos humanos, del defensor del Pueblo, Rolando Villena y de una fracción de los indígenas. La exministra de Defensa Cecilia Chacón, que renunció como consecuencia de lo sucedido en Chaparina, fue una de las últimas es cuestionar el nombramiento. Sostuvo -en un artículo difundido el lunes por su cuenta en Facebook- que la designación “significa impunidad para él y los responsables” de la represión a indígenas.
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