No es un fármaco, pero cura la depresión, la ansiedad y hace frente a la soledad. La compañía de una mascota significa bienestar y buena salud para el anciano. Afirman los estudios. Tanto así que en Japón se creó la imitación de un animal (una foca), la cual tiene como función levantar el ánimo de quienes conviven con él. Se ha demostrado, que esta máquina ha cambiado la vida de las personas que ya no sentían interés de hacer nada. Si un robot disfrazado de animal, puede hacer eso, imagínese qué puede una mascota de verdad. El sicólogo Yohonny Ledezma indica que los animales cumplen un apoyo afectivo importante para las personas de esta edad. "Son un tratamiento para los ancianos, que incide de manera positiva en la mejoría sicológica y física", señala.
Aumenta la esperanza. El especialista destaca que la presencia de un animalito activa la parte emocional y mejora la vida. Lo sorprendente es que prolonga la esperanza de vida debido al estímulo de las emociones que causan. "Los animales en muchos casos desarrollan y satisfacen un rol importante en el aspecto afectivo. "Cuando el anciano tiene una mascota encuentra un motivo por el qué vivir", dice Ledezma. "Es una distracción que evita que el anciano se enfoque en sus males, ya que se preocupa más en las necesidades y cuidados de su compañero". No pasa mucho tiempo de vivencia y la mascota se convierte en parte de la familia y es tratada como tal por la persona de la tercera edad, dice.
Vínculos que mejoran la salud. El especialista indica que el vínculo que se crea entre el anciano y el animal reactiva la felicidad, responsabilidad, la alegría que le da sentido a su existencia. "La presencia de la mascota indudablemente es favorable para el anciano, no obstante, puede representar dolor cuando el animal muere". Cuando ello sucede, existe un proceso de duelo, lapso en el que se tiene que trabajar un cambio, -si ellos así lo aceptan- para hacerse con otro animal. Para la vivencia, los preferidos para esta función son los perros y los gatos -debido a que son más afectivos y aptos- para la interrelación.
Para los ancianos que viven solos. Una mascota también es una buena compañía para los ancianos que viven solos porque de alguna manera les obliga a salir y favorece que hagan un poco de ejercicio. "Con un perro ellos son los que proporcionan las atenciones: tienen que levantarse para darles de comer y pasear".
Además, dice el especialista, son un factor indiscutible para contrarrestar la depresión, ya que les ayuda en esta etapa de readaptación, que a veces los aíslan de la sociedad. Además evitan las tensiones con los hijos, ya que el anciano no se centrará tanto en el nieto, sobreprotegiéndolo, y tendrá de quién más ocuparse, de su amigo fiel.
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