Tiene 12 años, su familia la abandonó y, por tanto, no recibe visitas en su sala. El saldo de cuenta de la pequeña es de 2.225 bolivianos.
“Me duele” se queja Nayeli Martínez, de 12 años, quien está internada en la Unidad de Traumatología, del Hospital del Niño, de La Paz, desde hace dos semanas. Después de salir de quirófano, la pequeña descansa sobre una de las camillas de la sala.
Ella tiene la mirada triste, el rostro pálido y los ojos hundidos; de tanto llorar, sus lágrimas se secaron en su cara.
La niña, quien el pasado 18 de octubre cumplió 12 años, con la voz entrecortada dice: “Tengo hambre, desde el jueves que no comí nada”. Se incorpora apenas, jala el cajón de la mesa de metal que está cerca a su cama, de él saca una bolsa plástica, en la que tiene una manzana roja y una “sarnita”, sin esperar le da un gran mordisco a la fruta y otro al pan. Con lágrimas en los ojos, Nayeli recuerda: “el 11 de octubre ingresé al hospital, mi vecina me trajo. No quería venir, yo solita me iba a curar mi pie”.
La historia. Nayeli es la tercera de cuatro hermanos. Sus padres se separaron cuando ella tenía tres años. Su mamá se fue a Brasil, y su papá formó otra familia. “Mi papito nos pegaba con fierro, lo quiero mucho, pero era malo. Tuvimos que escapar, mi hermana mayor alquiló un cuarto en El Alto, después de un tiempo mi otra hermana tuvo un hijo; la situación era más difícil porque no teníamos plata”, recuerda.
Una tarde de septiembre de este año, en la que sus hermanas fueron a buscar trabajo, Nayeli quiso darles una sorpresa y comenzó a preparar la cena, alistó las verduras, el fideo y puso a hervir el agua en una cocinilla. Cuando la comida estaba casi lista, a las 19.00, la pequeña observó la sopa y quiso bajar la cacerola de la hornilla, pero la madera que sostenía una de las patas de la cocina se soltó, la sopa caliente le cayó sobre el pie derecho. Ella gritó de dolor, pero el llanto de su hermana menor la calmó y sólo se echó agua fría para calmar el ardor. Cuando llegaron sus hermanas, Nayeli les contó lo sucedido, pero la regañaron por haber desperdiciado los pocos alimentos que les quedaban.
Nayeli suplicó que la llevasen a un centro de salud, pero sus hermanas no le hicieron caso. Encontró algunas ropas viejas, con las que hizo unas vendas improvisadas y se cubrió su herida, así estuvo por tres semanas hasta que un día salió a la calle. “Salí a vender mis zapatos, no teníamos plata. Justo me quité la venda y salía un líquido raro. Mi vecina me observó y llamó a otras personas y a policías y me trajeron al hospital. Quiero vivir; quiero estudiar”.
Son dos semanas que nayeli permanece en el nosocomio, su familia no la visita. El estado de cuenta de la niña ascendió a 2.225 bolivianos. necesita medicamentos, ropa y alimentos. la gente que quiere ayudarla puede dirigirse a trabajo social del hospital del niño.
El drama de Nayeli
La quemadura que sufrió Nayeli es de segundo grado y es posible que necesite un injerto de piel, según especialistas.
12 años Cumplió Nayeli, el 18 de octubre. Los médicos y enfermeras del hospital le festejaron. Ese día, la niña pidió ver a su mamá.
1 deseo pidió a sus tres hermanas: que la visiten. La pequeña también quiere que sus padres se reconcilien y que la inscriban en un colegio.
3 semanas es el tiempo en que la niña caminó con la herida descubierta y totalmente adolorida hasta que una vecina la rescató y la llevó hasta ese hospital.
La Prensa
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