Madres solteras en el ojo de la tormenta

La muerte en cualquier circunstancia es dolorosa. Más aún cuando se trata del esposo (a). Cuando ello sucede, no solo es la pérdida de una persona, sino un sentimiento de impotencia, rabia, soledad, desconsuelo. "No solo se muere el cónyugue, sino se desbarata un proyecto de vida y la visión de futuro se inestabiliza", indica Susanne Hansen, psicóloga y terapeuta de Potenciar Humano.

Doloroso y estresante. Existe una escala de sucesos estresantes en la vida, "con la muerte de un ser querido se llega a la máxima; es decir; es un momento que aparte de ser doloroso, es extremamente estresante". Inevitablemente se pasa por una proceso de duelo, señala la profesional, el primer sentimiento es creer que lo que sucede es una pesadilla, la persona se niega rotundamente que su ser querido murió.

Creer en algo puede ser una fortaleza. El miedo, rabia, enojo e impotencia llegan en un momento en que se empieza a culpar o buscar con quién enojarse, después de pasar esta fase la depresión es la que se hace presente y finalmente la persona entra en el proceso de curación, que es cuando acepta -aunque sigue doliendo- pero reconoce el dolor de la nueva realidad. "Para afrontar una situación así es importante tener una buena autoestima, autoconfianza y los recursos internos necesarios", enfatiza. "Otro factor importante en esta etapa es la creencia (cosmovisión), ya que puede volverse en una fortaleza", indica Hansen.

La profesional resalta que no existe un tiempo determinado para aliviar el dolor de la pérdida, pero señala que aproximadamente se necesita un año y medio para pasar un proceso sano y seguir con la vida.

La profesional explica que la viudez se da de distintas maneras en los hombres y en las mujeres. Los primeros rehacen más fácilmente su vida, mientras que a las segundas les cuesta más.


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