El amor de pareja no sólo es contradictorio, imprevisible y transformador, como demuestra la experiencia de quienes lo viven, sino que además está repleto de facetas sorprendentes y curiosas, como desvelan los últimos estudios sobre ese intenso sentimiento humano que busca el encuentro y la unión con otro ser.
Por ejemplo, ¿quién es el primero en decir "te quiero" o “te amo”, en una pareja? Aunque el 64 por ciento de las personas creen que las mujeres son las más rápidas a la hora de manifestar expresamente sus sentimientos amorosos, los hombres suelen adelantarse a ellas en este terreno.
Es lo que ha concluido un estudio sobre las declaraciones de amor en el que han participado cientos de parejas heterosexuales, efectuado por el psicólogo Joshua M. Ackerman del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos y publicado en la revista ‘Journal of Personality and Social Psychology’.
Además, de acuerdo con la investigación de Ackerman, al igual que las mujeres, los varones que buscan un compromiso se sienten más felices si oyen un “te quiero” tras mantener relaciones sexuales con su pareja, en vez de escuchar estas palabras antes del acto amoroso, lo que según este psicólogo demuestra que “no todos los hombres son iguales”.
“Estamos continuamente bombardeados por la idea de que el amor es cosa de mujeres, que ellas son más emotivas mientras que ellos esconden sus sentimientos, pero esto no ocurre en todo los casos”, ha señalado Ackerman.
CUANDO EL ROSTRO NOS DELATA.
Por otra parte, un equipo de expertos de la Escuela de Psicología y Neurociencias de Universidad Saint Andrews (Escocia, Reino Unido) ha descubierto que las interacciones sociales de carácter no sexual entre las mujeres y los hombres, hacen que la temperatura del rostro femenino se eleve de forma considerable.
Los científicos emplearon imágenes térmicas para registrar los cambios en la temperatura de la piel en los brazos, las palmas de la mano, la cara y el pecho de los interlocutores.
Los investigadores encontraron que en las interacciones mujer-hombre se producía una respuesta fisiológica al contacto social mucho más intensa de lo que imaginaban, ya que la temperatura facial en las mujeres subía un grado centígrado, pese a que las participantes no experimentaban sensación de rubor en su cara.
No obstante, este fenómeno no se detectó en las interacciones similares entre dos mujeres, según han desvelado los autores del trabajo, los investigadores Amanda Hahn, Carmen Lefevre y David Perrett, en la revista ‘Biology Letters’.
Ahora “investigamos la relación entre los cambios en la temperatura de la piel y el color de la piel femenina, que debería sonrojarse ligeramente al aumentar el flujo de sangre, y si estos cambios podrían ser detectados inconscientemente por el varón y afectar la percepción del atractivo físico “, ha explicado Lefevre.
DORMIR DESPUÉS DE AMAR.
Por otro lado, la tendencia a quedarse dormido tras mantener relaciones sexuales en uno de los miembros de la pareja, se asocia a que éste tiene un deseo inconsciente de una unión más fuerte y un afecto mayor, de acuerdo a un estudio de psicólogos evolucionistas de la Universidad de Michigan (UMICH) y el Instituto Albright, en Reading, Pensilvania, ambos en Estados Unidos.
Pero, por el contrario, el otro miembro de la pareja que no se queda traspuesto tras la unión íntima, queda con un sentimiento de inseguridad y vacio de afecto y con la necesidad de una mayor vinculación, ha explicado uno de los autores, el doctor Daniel Kruger, de la UMICH.
Para los psicólogos, mimarse y hablar tras mantener relaciones físicas es una forma clave de expresar a nuestra pareja el compromiso con ella y, en términos de la fortaleza de la relación, podría ser tan importante como lo que ocurre antes e incluso durante el acto sexual.
Además, la investigación indagó quien es más susceptible de quedarse dormido tras el sexo -si el hombre o la mujer- descubriendo que pese a los estereotipos en este aspecto no hay mayores diferencias de género.
HACERSE DE ROGAR.
“Hacerse el duro” o “hacerse de rogar” con el otro mediante comportamientos, actitudes o expresiones cuestionables que suelen desembocar en conflictos, es una forma de poner a prueba la fidelidad y compromiso de la pareja, una herramienta psicológica para saber en qué punto está la relación y qué se puede esperar de nuestro compañero o compañera afectivos.
Así al menos lo sugiere un estudio de investigadores de las Universidades de Sidney (Australia) y de Singapur (Singapur), que estudiaron la adopción de este tipo de conductas en más de 1.500 personas, la mayoría de las cuales reconoció que usa este tipo de estrategias.
“Hacerse los duros puede ser una manera útil de poner a prueba el compromiso futuro del hipotético compañero, así como para manipularlo para obtener lo que se quiere de alguien o a quien se quiera”, aseguran Peter K. Jonason y Norman P. Li, autores del estudio publicado en ‘European Journal of Personality’.
Según los investigadores, existen 58 estrategias diferentes empleadas por hombres y mujeres para comprobar la vitalidad de su relación, las cuales parecen discutibles pero que, a largo plazo, permiten entablar relaciones seguras con “compañeros de alta calidad que estén dispuestos a comprometerse”.
Algunas de estas tácticas consisten en ignorar a la otra persona cuando nos habla, no devolverle las llamadas, flirtear con alguien ante sus ojos, presentarse como muy seguro de uno mismo ante ella o comportarse de forma desagradable con la pareja... Curioso pero, según los investigadores, efectivo.
EFE/Cromos
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