Una almohada, dependiendo de su condición, le puede causar problemas cervicales o, por el contrario, puede mejorar la calidad de su sueño. Es así que este elemento puede pasar de ser su verdugo a su buena compañera de todas las noches. Para Fabiola Salas, fisioterapeuta y kinesióloga del Centro de Profesionales en Medicina "Promed", las almohadas se deberían amoldar perfectamente a la curvatura del cuello para mantener este y la cabeza en posición neutra.
Formas y beneficios. La experta señala que las formas de las almohadas influyen de gran manera. En este sentido, recomienda aquellas que sean de forma cóncava y convexa, en forma de mariposa o aquella que parece un cartón de huevos. "La almohada debe ser de forma especial y anatómica, adaptable a la forma del cuello y la nuca, y que pueda sujetar la zona manteniéndola protegida", dice. La profesional también indica que los beneficios de esta van desde aliviar la presión, favorecer la posición natural de la espalda, generar una mejor circulación sanguínea y reducir la tensión muscular en cuello y hombros.
No prescinda de ellas. La profesional señala que un 70% de los pacientes que acuden a su consultorio es por motivo de problemas cervicales. De este porcentaje, un 20% se debe al mal uso de la almohada. Para ello, Salas aconseja "dormir de lado y que las medidas no sean ni muy alta, ni muy baja, ni gruesa y tampoco delgada". Además, subraya que no se debe dormir sin ellas, ya que esto puede provocar una contracción en la musculatura. Ante ello, Antonio Navarro, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Vall d´Hebrón de Barcelona y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, indica que es mucho mejor dormir con almohada, porque si se duerme sin ella, el cuello se fuerza demasiado. Incluso durmiendo boca arriba tampoco se recomienda prescindir de ella, porque el cuello, al relajase, termina rotando en un sentido u otro, lo que puede acabar produciendo un espasmo muscular.
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