Dejar de desayunar va en contra de lo que se aconseja: la lógica es que quien no come temprano estará con hambre el resto del día y por ende tentado a tomar refrigerios con muchas calorías, lo que hace que gane peso. La teoría es razonable, hasta que se trata de encontrar evidencia de que la gente que no desayuna consume más calorías que los que sí. Sin embargo, si nos limitamos a revisar las calorías que se consumen, ha habido varios intentos de dilucidar la influencia del desayuno en el peso de la persona. Una revisión de los estudios que se hicieron antes de 2004, (4), encontró que los que se saltan el desayuno no tienden a consumir más calorías durante el resto del día para compensar. Lo revelado sobre el peso es un poco más complejo. Cuatro estudios encontraron que los niños que no comían desayuno tenían en promedio un índice de masa corporal más alto, pero otros tres estudios mostraron que no había ninguna diferencia.