1. Si comen de más o dejan de comer, ¿qué están queriendo decir?
Además de las causas de orden orgánico, esta anomalía puede estar vinculada con alguna inquietud de orden emocional. Con frecuencia es el síntoma de algo que afecta al niño: peleas entre los padres, alguna dificultad escolar, miedos o altos niveles de ansiedad. Los niños que presentan angustia, estrés y preocupación tienen bajos niveles nutricionales. Generalmente, es una manera de somatizar inquietudes que es importante que los padres descubran.
2. ¿Cómo controlar la gula?
Con buenos hábitos y rutinas estables adquiridas desde edades tempranas, a través del buen ejemplo de los adultos cercanos, privilegiando más la calidad que la cantidad y teniendo dietas balanceadas.
3. ¿Cómo detectar emociones como tristeza, aburrimiento, estrés, entre otras, en un niño que opta por guardar silencio?
El mundo emocional de los niños es un poco diferente al de los adultos. Muchas de las vivencias son experimentadas de manera inconsciente, pero eso no quiere decir que no las sientan. Hay un expresión que es: “actúan las emociones”. Si algo les inquieta emocionalmente, pueden ponerse bravos, hacer pataletas, dejar de comer, callarse o aislarse. Es muy importante que los adultos significativos que interactúan con el niño conozcan estas reacciones y se sintonicen con sus sentimientos. Identificarlas, modularlas y aprender a expresarlas.
4. ¿Cuál es el hábito más importante para no tener desórdenes alimenticios cuando sea grande?
Establecer hábitos de orden y comida sana. Llevar una vida tranquila. Tener en cuenta que los desórdenes alimenticios están más asociados con necesidades emocionales no satisfechas, de afecto, pertenencia e identidad. Los padres deben cuidarse de no asociar la comida con castigo. Esta debe darse en un clima amable y tranquilo.
5. ¿Qué revela el apetito en los niños?
Hablar de alimentación tiene implicaciones que van más allá de la nutrición puramente biológica. Además de ser una pulsión de supervivencia, es una manera de vincularse a la cultura y participar de los rituales que definen la dinámica familiar y social. Las experiencias más profundas de cercanía con la madre ocurren en la lactancia. A través de ella el bebé no solo se nutre físicamente, sino que satisface sus necesidades psicológicas más profundas, como ser amado y protegido. La alimentación de los niños está asociada con dar bienestar emocional y afecto, lo que influye en la salud del infante. El apetito es uno de los patrones vitales de interacción con el medio.
6. ¿Qué actividades se recomiendan para ayudarles a los niños a recuperar su apetito?
Motivarlos sobre la importancia de comer bien. Dar posibilidades de reemplazar unos alimentos por otros. Poner al niño retos y desafíos con respecto a probar otros alimentos, combinarlos de manera diferente y revisar las necesidades nutricionales de la familia.
7. ¿Qué debemos hacer cuando los niños en etapa preescolar y escolar pierden el apetito?
Las rutinas de alimentación son muy importantes. Hay que revisar horarios, clase de comidas y costumbres familiares. Bajar el estrés. Muchas veces trastornos como el dolor de estómago y vómito son una respuesta a eventos adversos del entorno, ya sean reales o percibidos por el niño. El sedentarismo es un factor clave. Muchos estudios muestran una relación entre la falta de actividad física y los problemas de alimentación. El hecho de transmitir mensajes positivos sobre la alimentación, tanto por exceso como por defecto, puede ayudar a tener un apetito equilibrado.
La psicóloga de familia María Elena López es autora de varias obras sobre ciencia infantil, entre ellas Cómo aprender y crecer con su hijo, Disciplinar con inteligencia emocional, La intimidación escolar: un asunto serio, y ¡Basta ya! el bullying puede parar.
Cromos
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