La fiebre, aunque parezca algo malo, es fundamental para fortalecer el sistema inmune del niño. No obstante, su aparición siempre alerta a los padres, que no ven mejor solución que llevar de inmediato a sus pequeños al médico.

Por ello, especialistas indican que la fiebre no es una enfermedad grave, ni está ligada a un mal pronóstico. 'Es un mecanismo de defensa del organismo que se produce contra una infección. Sólo es un síntoma que alerta de la presencia de un problema', afirman.

Asimismo, señalan que solo se debe recurrir a un centro de urgencia cuando existan signos clínicos que requieran asistencia inmediata como fiebre demasiado alta en un niño menor de 3 años o cuando esté acompañada por un mal estado general.

Pero si la fiebre es leve, los especialistas recomiendan bañar al niño con agua a la misma temperatura del menor, colocar paños de agua fría en la cabeza y extremidades y mantener al pequeño bien hidratado, con poca ropa y en una habitación a temperatura agradable.