Waldo Albarracín figura presidenciable para las elecciones generales de 2019

La Paz, 18 de abr.- El rector de la Universidad Mayor de San Andrés – UMSA, Waldo Albarracín, apareció este domingo por primera vez como una figura presidenciable en la encuesta del matutino Página Siete. El conflicto médico y la reciente convocatoria por el 21F comenzaron a forjar la palestra para que el exdefensor del Pueblo sea visto como una alternativa al oficialismo y oposición.

La encuesta de la empresa Mercados y Muestras se publicó este domingo 15 de abril, coincidiendo con el cumpleaños 61 de Albarracín. Su primera aparición llega con 27% de percepción favorable sobre 20% de desfavorable, y en términos de intención de voto logra 10 por ciento, por encima de Samuel Doria Medina (8%) y a pocas décimas de Rubén Costas (14%).

“Agradezco esa simpatía ciudadana, pero todavía en este momento mis actuaciones se circunscriben a la administración de la Universidad y la defensa de los Derechos Humanos y del sistema democrático”, fue la escueta respuesta de Albarracín Sánchez al medio que encargo la encuesta.

El sondeo ubicó a Evo Morales con 24% de intención de voto, volviendo a incurrir en el error de colocar a un candidato que por la CPE no está habilitado a participar en los comicios de octubre de 2019. Sobre la oposición, la gente consultada cree en 56% que la alternativa “no debe tener ninguna relación con los políticos del pasado”.

HOJA DE VIDA Y RECIENTE ACTIVISMO

Albarracín trabajó en la Corte Nacional Electoral y fue asesor jurídico para entidades públicas, ONGs y empresas privadas durante los 80s. Entre 1992 y 2003 fue presidente de la APDHB y luego Defensor del Pueblo hasta 2008. Docente universitario con especialidad en Derechos Constitucional, el abogado se presentó a las elecciones al rectoral de la UMSA en 2013 logrando el alto cargo de esa casa de estudios superiores. En 2016 fue reelecto para un segundo mandato hasta noviembre de 2019.

La notoriedad de Albarracín se dio a partir del conflicto médico, en noviembre de 2017, cuando la represión policial llegó hasta el propio monoblock de la UMSA, con gasificaciones dentro de esa infraestructura. El rector salió en defensa de los médicos y los estudiantes de Medicina que estaban movilizados rechazando el Código del Sistema Penal que abría la puerta para que la profesión en salud sea afectada con triple sanción, bajo el argumento de “negligencia médica”.

Albarracín logró el respaldo del Comité Nacional de Defensa de la Democracia – CONADE durante el conflicto médico que derivó en el rechazo y posterior abrogación del Código del Sistema Penal.

La testera del CONADE tuvo juntos a Albarracín con el saliente secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana – COB, Guido Mitma; y la presidenta de la Asociación Permanente de Derechos Humanos de Bolivia – APDHB, Amparo Carvajal, ambos brazos de la izquierda operativa en el país.

Posteriormente, llegó la convocatoria del 21F, recordando dos años del referendo constitucional que le negó a Evo Morales la modificación del artículo 168 de la Carta Fundamental, limitando su reelección a una sola vez de manera continua.

Albarracín dio los discursos centrales esa jornada, no sin antes haber sufrido la represión policial en el paro cívico que se efectuaba horas antes. La agresión llegó a su hijo, Franco Albarracín, quien fue impactado con un disparo de gas lacrimógeno, lanzado desde una moto policial.

El rector de la UMSA salió a denunciar que ese hecho no era aislado y que tenía conocimiento de las órdenes dadas desde el régimen para amedrentarlo a él y su familia. En ese ínterin mencionó al ministro de Gobierno, Carlos Romero, con quien cruzó varias palabras a través de los medios.

“TODO ME SEPARA DE LA DERECHA”

El rector universitario, a pesar de todo, mantuvo un perfil de conciliación y respeto a los derechos humanos, aunque la reciente sindicación del funcionario gubernamental, que ligó a Albarracín y decenas de políticos y periodistas con el conflicto de Yungas, parece haber activado una respuesta más contundente.

“(Romero) Está buscando pretextos que justifiquen subsecuentes actos represivos. Sus declaraciones evidencian su perfil antidemocrático y fascistoide, por ende, de notoria tendencia derechista”.

En esa línea, ya ideológica, una anterior frase que soltó Albarracín, cuando fue señalado por el régimen como “aliado de la derecha” fue, casi parafraseando a Gualberto Villarroel, “nada me une al MAS, todo me separa de la derecha”.

Sin embargo, en el análisis coyuntural, Albarracín cae en el discurso del régimen para hablar de “derecha mala del pasado” e “izquierda buena justa y social”. Para el MAS “Derecha” es todo opositor o reaccionario a las políticas estatales de Evo Morales, incluyendo a Samuel Doria Medina, Rubén Costas o Jorge Quiroga que, en los hechos, se sitúan en la centro izquierda o social democracia.

Para los representantes de la derecha real en Bolivia, como el exdiputado Andrés Ortega, una eventual candidatura de Albarracín a las elecciones generales de 2019 significaría continuar con las políticas centralistas, de absorción desde el Estado de todo el aparato económico y mantener al país en el bloque del socialismo que conlleva un fracaso inminente a corto plazo.

//@VisorBolivia//

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