28 abr.- En marzo, Mónica Medina fue seleccionada en Brasil como una de las mujeres más destacadas por su aporte a la difusión de la cultura, la defensa del medioambiente y la comunicación social. La comadre viajó a Sao Paulo a recibir el reconocimiento otorgado por la Cámara Municipal de Sao Paulo, pero hasta ahora –dice– aún se siente sorprendida por la distinción. “No tenía ni mi currículum cuando me lo pidieron”, revela sonriendo con esos ojos oscuros brillantes que hacen juego con su pelo negro rizado.
Es que para la comadre Mónica quedaron muy atrás esos tiempos (22 años) en que era una mujer reconocida, al punto de que en 1994 la Revista Times la colocó entre las 100 líderes más importantes del mundo y el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, la reconoció como Líder global del mañana.
Entonces era la Alcaldesa de La Paz, la primera mujer en ese cargo hasta entonces. Tenía 29 años y llegó al sillón edil en los hombros de Condepa, partido fundado y liderado por su esposo Carlos Palenque, a quien conoció a los 20 años. En 1995 terminó su relación con Palenque en medio de un gran escándalo mediático y en 1996 (* 8 marzo 1997) él murió y ella fue responsabilizada del deceso, sobre todo por parte de la población paceña que veía en el compadre Palenque a su protector.
Más de 25 años después, la mujer que en sus años de autoridad y esposa de uno de los hombres más influyentes de Bolivia lucía elegante y distinguida; ahora asegura vivir en la simpleza. Su dormitorio es una habitación de tres por tres, aproximadamente, con un gran ventanal con vista a un verde jardín, donde apenas se distingue una cama, tendida al nivel del piso.
“Sigo siendo la misma y siempre fui la que ves en pantalla, porque nos toca, es parte, pero con una consciencia primero de las relaciones, de lo humano, y ahora de la tierra. No pienso que sea la única, es una tendencia en el mundo, pero en mi caso comenzó con RTP, a mis 20 años, y ahora con la Comunidad de la Vida. RTP fue mi mejor escuela para volcarme al territorio, a la gente”, añade.
La comadre asegura que ese volcarse al territorio la ayudó a superar las consecuencias que le trajo su rompimiento con Carlos Palenque y la muerte del mismo. “Volver a la tierra, al territorio, poner las manos en la tierra, siento que fue definitivamente la medicina más grande que recibí”, dice.
Pero también la ayudó la danza. Ya no precisamente la española, que practicó desde muy joven, sino la boliviana. “Bailé morenada en Argentina y en Coroico; pujllay en la 14 de septiembre, llamerada en Colquepata. Gracias a la danza y al estar en la tierra es como si hubiera recuperado la memoria de que estaba sembrada en la tierra, lo que me permite tomar el pulso a la gente, ver el tema del agua, que me preocupa mucho, el cuidado de las semillas, de la alimentación, el cambio climático”, sostiene.
¿CÓMO FUE ESA SANACIÓN?
Estuve viviendo un tiempo en un resguardo indígena en Colombia y siento que esa relación con el territorio es muy rica. La medicina, cosmología, espiritualidad es distinta; descubrir eso, que veía desde niña, me ayudó a comprender que es una propuesta que traen los pueblos del sur, los amazónicos. Sería bueno escucharlos frente a lo que se nos viene con la crisis mundial.
Y creo que mi forma de sanarme fue mi forma de rebeldía personal, el acto político más grande de decir: estoy aquí. Y sacamos adelante a RTP, que estaba totalmente quebrado, muerto. También saqué adelante a mis hijos. Es muy fácil administrar la abundancia, pero la quiebra es muy difícil. Hubo gente buena en mi vida esos años, gente que me acompañó y ayudó para no morir, para no dejar morir a RTP.
¿EL DESENLACE DE LA RELACIÓN CON CARLOS PALENQUE FUE EL NACIMIENTO DE ESTA NUEVA MUJER?
Tengo mucha gratitud por lo que pasó. No puedo negar que amé profundamente a ese ser humano, pero creo que con él se fue algo mío, un algo que dejó un espacio. Es como si vaciaras algo, pero la esencia no se puede vaciar; eso quedó en mí y se fue llenando de varios otros momentos y otras formas de ver la vida. Fue así que creo que reconocí que tengo alas, alas en la mente, en mi corazón; pero que también soy muy raíz, que me gusta lo profundo y me encanta la danza. Creo que ésta que soy y la que fui siempre florecen. Me gusta la Puya Raimondi, que florece cada 100 años, pero que cuando lo hace echa muchas semillas. Eso somos todas las mujeres.
¿SINTIÓ MIEDO CUANDO LA GENTE LA RESPONSABILIZÓ DE LA MUERTE DE PALENQUE?
Sí, tuve miedo. Fue una experiencia muy dolorosa. Entonces tenía 33 años. Tuve tres paros cardiacos, me pusieron un marcapaso y a los días murió Carlos Palenque. Fue muy doloroso porque querían verme muerta, literalmente, pero aquí estoy, aquí he seguido. El que tuvieran que crear semejante historia fue para mí como si quisieran negar una forma de vivir, de atreverse a existir. Puedo asegurar que hasta entonces no había mujer más reconocida, pero en una sociedad tan machista, con ese machismo tan marcado en nosotras las mujeres, fue por haberme atrevido a ser autoridad, a entrar al campo político; pero yo no me metí, fue a raíz de la clausura de RTP.
Sobre la responsabilidad que echaron sobre mí (la muerte de Palenque), hasta ahora no hablé todo lo que tengo que hablar, espero hacerlo en algún momento. Parece que el tiempo me permitió llegar a esta madurez, digamos, y poder mirar la historia desde donde la puedo mirar sin la carga de la cual seguramente en ese entonces hubiera hablado. Tenía mucho dolor, un dolor físico, de tantas cosas y de mirar una sociedad y un sistema tan negador de la mujer como negador de la tierra, de los indígenas. No fui la única, pero me tocó ser la primera autoridad de la ciudad a los 29 años y a esa mujer la penalizaron de esa manera; alguien a la que el mundo había reconocido tenían que destrozarla; no la aceptaban de esa manera porque era un mal ejemplo. Fue un tiempo difícil, tuve propuestas para salir del país, vender RTP, pero no lo hice.
¿LA RUPTURA CON PALENQUE FUE TAMBIÉN CON LA GENTE?
En realidad la ruptura fue con una parte política del proceso, pero con la gente no. Yo soy parte de una red real, de carne y hueso. Viajo mucho a los territorios, ahí las escucho, los escucho, y recibo mucho afecto, mucho respeto. Si hay algún evento, siempre piden que esté sentada al lado de las autoridades, en la palestra; yo de pronto quiero estar con la gente, pero no, me dicen: ‘Comadre, tienes que estar aquí al lado’. Nunca hubo una ruptura con la gente, eso lo puedo asegurar.
Seguramente hubo gente interesada en lo político y partidario, gente que quiso generar eso, pero no pudo, es lo que me reconforta. Ahora estoy en Sao Paulo (Brasil) articulando con la comunidad boliviana, como lo estuve en Buenos Aires, y ahí soy la Comadre. Me dicen: ‘Nos traes tantas cosas ricas’. Claro, porque les recuerdo una cultura, un latido, un territorio, quiénes somos y que si te caes, ¡perfecto!, te levantarás.
Esta es otra etapa de mi vida y siento que los reconocimientos, que aún me sorprenden, son un mensaje de la vida que dice: ¡Oye! Está bien, tienes que seguir haciendo las cosas que sabes hacer y te gustan hacer y, sobre todo, servir; y eso sí que no me quitaron, es mi vocación. El haber sido alcaldesa abre posibilidades en otros espacios en el extranjero donde pueden colaborar a nuestros compatriotas.
¿CUÁL ES EL PAPEL DE RTP EN ESE CONTEXTO?
En el sistema RTP coexisten el brazo social, con el que seguimos logrando acuerdos con instituciones para solucionar temas legales o de violencia, contra la mujer, el varón o los niños; o para atender conflictos que tienen entre comunidades, buscan a RTP para que pueda mediar. Eso no murió, lo que pasó es que se amplió el concepto de comunidad. Cuando los compadres y las comadres venían a la Tribuna Libre, ¿de qué nos hablaban? De su comunidad, de sus territorios.
Lo que hago en RTP desde hace 15 años es seguir siendo lo que siempre fuimos, fue un proceso natural de esa riqueza, yo sólo seguí el camino. Antes de morir, la comadre Remedios me dijo que su mamá decía que la única que siguió el camino espiritual fui yo. Esa abuela me encantaba, estaba con ella, a su lado, haciendo lo que hacía, sin saber que ella me estaba entregando algo que marcaría mi vida.
¿SABÍA QUE PALENQUE TUVO UNA HIJA CON LA COMADRE REMEDIOS LOZA?
Ese es un tema muy sensible, es una historia hermosísima que me gustaría comentar en un libro, honrando memorias. Lo que sí me alegra es haber sido lo que me tocó ser en ese proceso llamado comadre Remedios. Son temas de esas herencias que recibes en la vida y que me hubiera gustado que sea de otra manera. Después de la muerte de Carlos tuvimos un encuentro con Remedios, después con Sayuri, que es inteligentísima, la quiero mucho, me dice mami. Remedios merecía un reconocimiento y ahí nos movimos en todos los niveles para lograr ese reconocimiento en vida. Ella siempre me decía que no estaba sola, que me estaban cuidando.
¿VOLVERÍA A LA POLÍTICA?
Desde hace muchos años me proponen volver, pero no me late ese espacio. Ahora que puedo mirar cómo se mueven las cosas pienso que no es el espacio donde me pueda sentir cómoda para servir.
Página Siete
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