Democracia en riesgo después de 37 años

6 Ago.- Dos importantes hechos históricos celebramos los bolivianos este octubre de 2019: los 37 años de la reconquista de la democracia y las elecciones nacionales para elegir al presidente, vicepresidente, senadores y diputados.

El primero fija la mirada en el pasado y rinde tributo a toda esa generación de líderes, sindicatos y organizaciones sociales que barrieron con las dictaduras que se sucedieron desde los años 70 y nos regalaron estas casi cuatro décadas de democracia desde 1982.

En cambio, el segundo hito mira al futuro porque define dos posibilidades, la reelección de Evo Morales o la sucesión por alguno de los candidatos para los próximos cinco años.

Y, según el cristal con que se mire, los bolivianos se juegan su destino entre la estabilidad y la incertidumbre o entre el continuismo y la renovación.

Los últimos años del gobierno del MAS han dejado dudas y desconfianza en varios sectores de la población. Descontento que va desde moderados reclamos hasta serios cuestionamientos que ponen en duda la apuesta democrática de Morales al punto de acusarlo actitudes autoritarias y de llevar a suGobierno a tomar posturas francamente dictatoriales.

¿Está poniendo en riesgo Morales estos 37 años de recorrido democrático? Tres analistas políticos y un periodista comentan sobre esta posibilidad.

El sociólogo y director del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) Fernando Mayorga cita tres requisitos que debe tener cualquier democracia: la representatividad, la legitimidad (validada por el voto) y eficiencia (tiene que beneficiar a la sociedad).

Mayorga recuerda que estos tres elementos entran en crisis en 2002 y estalla en octubre de 2003 porque los partidos tradicionales perdieron capacidad representativa, legitimidad y no fueron eficientes para responder a las demandas.

Para el académico, el MAS cumple estos tres aspectos de la democracia. “Tanto así que los logros del Gobierno no son puestos en cuestión por los partidos de la oposición”, asegura.

Para Mayorga, los altos porcentajes de votación con los que ha el MAS ha ganado las tres elecciones presidenciales provocan estabilidad política. Este aspecto lleva a una estabilidad económica que le permite asumir medidas como la nacionalización.

“Hay mayores ingresos para el Estado y, con el excedente económico, el Gobierno formula políticas redistributivas para beneficiar a sectores excluidos. Hay crecimiento económico del 5 por ciento en los últimos años, reducción de la pobreza y acceso a servicios públicos”, detalla Mayorga. Pese a estos logros, el sociólogo anota también que el MAS empieza a perder legitimidad desde el referendo de 2016. Para el analista y director de Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) Roberto Laserna, la democracia empezó a deteriorarse en 2000, cuando la mala gestión de ese gobierno provocó conflictos que no pudieron canalizarse a través del sistema político.

Laserna no habla de 37 años de democracia, sólo de 21, “esa tradición se rompió en 2003 al forzar un cambio de gobierno por medios violentos, y en 2009 al imponer una Constitución elaborada al margen de la normativa”, asegura.

Para este analista, desde 2003 los partidos han sido debilitados, los opositores han sido perseguidos, se ha ocupado las cortes y los tribunales usándolos como instrumentos de coerción contra los adversarios.

Laserna agrega que la confianza de la gente en instituciones como el sistema de justicia y la Policía ha bajado continuamente. “Mientras esperamos que haya un momento en el que la democracia se rompa, ella se va resquebrajando de a poco, y es posible que la perdamos sin darnos cuenta”, asegura.

Juan Cristóbal Soruco, periodista y exdirector de varios periódicos nacionales, es más tajante y dice que sí, que la democracia está en riesgo. “De hecho, la candidatura del binomio del MAS viola la Constitución y, por tanto, es un virtual golpe autoritario. Este desesperado intento de aferrarse al poder sólo retrasa su salida y crea condiciones de violencia que si tuvieran algún conocimiento de la historia o sentido cívico podrían evitar”, asegura.

La politóloga Erika Brockmann asegura que el régimen de Morales no considera como un valor democrático la noción de independencia de poderes. “Esa línea de pensamiento es propia de los gobiernos autocráticos y con democracias débiles que no terminaron de consolidar su institucionalidad”. Agrega que un eventual cuarto mandato de Morales estará deslegitimado de origen, no sólo por haber pisoteado el 21F y la Constitución, sino por ser producto de una competencia desigual y de dudosa transparencia.

EA

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