25 oct.- Robos, consumo de bebidas alcohólicas en vía pública y el microtráfico de drogas son los tres ingredientes que, según los vecinos y comerciantes, generan inseguridad en el sector 1 de la calle Mariano Graneros, La Paz.
Justamente en esa arteria, esquina Melchor Jiménez, en las primeras horas del domingo 6 de octubre fue encontrado el cadáver del ciudadano José Alejandro Pizarro, de 31 años, quien fue asesinado con un disparo en el rostro por pandilleros que le robaron su teléfono móvil y su billetera.
El crimen ocurrió luego de una reyerta entre las pandillas ‘Las Juanitas’ y ‘Los Tayson’, que pugnan por hacerse cargo de la venta de sustancias controladas.
La Razón realizó un recorrido por la Graneros con el objetivo de conocer la percepción de vendedores y habitantes de las casas.
“Es sumamente peligroso; cada vez que llego, cerca de las 09.00, siempre hay gente en estado de ebriedad durmiendo o caminando por estas calles. La Policía hace control y se los lleva, pero vuelven”, dijo Paola Quenta, vendedora de ropa deportiva.
El consumo —según Julia Mamani— comienza a las 13.00. “(A esta hora) todos los días vienen a consumir alcohol, se duermen en nuestros puestos y hasta se orinan”, protestó la comerciante Isidora Portillo.
“Alguna vez he visto billeteras vacías botadas por el piso y carnets de identidad”, agregó Julia Mamani, quien tiene su puesto en esta arteria de la zona El Rosario. La Graneros —cuya extensión total es de 541 m, está dividida en tres sectores.
El sector 1, entre la calle Figueroa y la Illampu, donde se asientan unos 250 vendedores. Este tramo tiene una longitud de 192 m. En el sector 2, que abarca desde la Illampu hasta la Isaac Tamayo —131 m—, tienen sus puestos unos 500 minoristas. El sector 3, situado entre el último punto y la calle Max Paredes —218 m—, está ocupado por los puestos de aproximadamente otro medio millar de mercaderes.
El primer sector es el que tiene más problemas, según comprobó este medio. Las comerciantes dejan vacías sus tarimas en las noches para evitar robos y no cuentan con seguridad privada.
En esta arteria se vende variedad de prendas de vestir, uniformes escolares, electrodomésticos, zapatos, todo tipo de accesorios y ropa deportiva, entre otros.
“A mí me robaron las seis docenas de corbatas que había comprado en Bs 200, las jalaron. Hace un mes, a mi compañera le quisieron robar uno de sus bultos; el ladrón cortó el nailon de su puesto por detrás, pudimos verlo, soltó el bulto y luego se fue”, contó otra quien pidió no ser identificada.
“En la madrugada hay gente que vende droga, lo he visto, no aparecen de día. A partir de las 23.00 es peligroso, porque la calle es vacía y no hay vendedores”, dijo Lidia Calle, secretaria de Actas del Sindicato Graneros y Eguino.
Para garantizar la seguridad de vendedores y habitantes, la dirigente anticipó que solicitarán a la Policía, a través de una misiva, que el control sea también nocturno para sentirse más seguros.
En los sectores 2 y 3, las vendedoras —la gran mayoría son mujeres— contrataron una empresa de seguridad privada, por ello ya no ven ladrones ni gente ebria. Además, en el sector 3 los comerciantes cierran la vía y solo pueden ingresar los vecinos con llave.
“Tenemos seguridad hace dos años. Pusimos caballetes, pero los vecinos se opusieron. En cambio, los de la Isaac Tamayo todo lo cierran; los que quieren pasar deben dar una vuelta. Estamos bien nomás, ya no se orinan, tampoco hay borrachos debajo o sobre las tarimas”, dijo Jhovanna Ríos.
La Razón
No hay comentarios:
Publicar un comentario