28 nov.- Un recuerdo aciago. Hoy se cumplen tres años del trágico accidente aéreo que acabó con la vida de la mayoría de la plantilla del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, que debía disputar una final sudamericana. Para el colmo, el triste recuerdo coincide con otra mala noticia: el cuadro carioca sufrió este miércoles un nuevo golpe al descender a la Serie B.
Para los hinchas de este club, el 28 de noviembre de 2016 quedó marcado en sus vidas. Ese día, el avión de la empresa boliviana LaMia que transportaba a la plantilla del Santa Cruz de la Sierra rumbo a Medellín para disputar la ansiada final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional, se precipitó a tierra por falta de combustible, según determinaron las investigaciones posteriores.
En la tragedia fallecieron 71 personas, 19 de ellas jugadores del equipo brasileño; seis salvaron la vida: dos miembros de la tripulación que eran bolivianos, tres jugadores del club y un periodista que acompañaba a la delegación.
Un informe presentado por el Gobierno de Bolivia señalaba que la culpa del siniestro fue de la aerolínea boliviana y del piloto de la aeronave que se estrelló, Miguel Quiroga, fallecido en el accidente.
La Aeronáutica Civil de Colombia determinó que el hecho se debió a falta de 2.303 kilogramos (Kg) de combustible, ya que la aerolínea tenía la pésima práctica de ahorrar carburantes.
El equipo
Este miércoles -un día antes de recordar los tres años de ese aciago siniestro- el Chapecó perdió 1-0 con el Botafogo y quedó a nueve puntos del Ceará, primer equipo fuera del descenso y con el que tiene los criterios de desempate desfavorables, cuando apenas faltan nueve puntos por disputarse.
El descenso culminó un mal año en todos los sentidos para el Chapecoense, que enfrenta graves problemas económicos.
Tras el accidente aéreo el club logró rehacerse rápidamente. El resto de equipos de la Serie A brasileña optaron por ceder jugadores al Chapecoense y facilitar contrataciones, con lo que en 2017, además de debutar en la Copa Libertadores como simbólico ganador de la Copa Sudamericana, logró finalizar en una meritoria octava posición en el Brasileirao, logrando nuevamente el billete para la máxima competición continental.
En 2018, el equipo ya no logró el mismo rendimiento. Eliminado en la fase previa de la Libertadores por el Nacional uruguayo, el Chapecoense sólo logró salvarse en el Brasileirao en la última jornada, cuando venció por 1-0 al Sao Paulo y finalizó decimocuarto, dos puntos por encima del descenso.
Mala planificación
Este año, el club sufrió también por problemas económicos. La previsión era ingresar cerca de 2,5 millones de dólares con la venta de los derechos de transmisión del Campeonato Brasileño al exterior, aunque finalmente la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) no cerró el acuerdo y el Chapecoense recibió únicamente unos 450.000 dólares, sin descontar impuestos, lo que impactó negativamente en las arcas del club, que no logró traer refuerzos de renombre.
A finales de 2013, el Chapecoense, entonces en la Serie B, logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol brasileño, en la que apenas había jugado en 1978 y 1979.
Tras seis años seguidos disputando el Brasileirao, el futuro de la entidad ahora es una incógnita, debido a los problemas económicos y a la más que previsible reestructuración que sufrirá la plantilla el año que viene.
Otro reto del Chapecoense será lograr ilusionar a la afición, que durante estos años hizo de la Arena Condá un auténtico fortín, aunque este año la presencia de público disminuyó.
La Razón
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