27 mar.- Una serpiente de unos 60 centímetros de largo fue encontrada la pasada semana en el sector noroeste del templo de Kalasasaya, el centro ceremonial más grande del complejo arqueológico Tiwanaku y según el amauta o guía espiritual del lugar César Callisaya, “la aparición de katari (serpiente), al ser uno de los fundamentales guardianes subterráneos, significa un buen presagio para todos en el inicio del otoño en la región de los Andes”.
“Se puede entender que Taypikala (piedra central al referirse a Tiwanaku) se está fortaleciendo con todos sus monumentales templos y grandiosas esculturas de piedra, lo cual debe comprenderse como un buen presagio y prosperidad”, afirmó el guía espiritual con más de 35 años de experiencia de trabajo junto con arqueólogos bolivianos y extranjeros.
El pasado 21 de marzo se realizaron los rituales ceremoniales acostumbrados en Tiwanaku y en varias apachetas o cerros ceremoniales andinos, con una ofrenda (wajt’a en aymara) para la llegada del equinoccio de otoño en el hemisferio sur.
La cosmovisión andina establece que otoño, es la época que se hace descansar la tierra de los sembradíos, es el tiempo de mirar las estrellas, de reflexionar, de una introspección propia para después preparar otra vez la tierra y volver a sembrar, y así completar el ciclo agrícola milenario.
La cultura Tiwanaku fue una civilización (su periodo aldeano surgió el 1500 antes de nuestra era), que desarrolló el arte la ciencia, expandiéndose hasta las costas del Pacífico, el sur del Perú, norte de Argentina y posiblemente a las tierras bajas. Durante dos milenios logró importantes avances científicos con una arquitectura que resulta de exactos estudios astronómicos y templos monumentales edificados con el manejo de diverso material lítico.
“La serpiente nos está mandando qamasa (fuerza y energía en aymara)”, dijo Callisaya. El avistamiento del reptil coincide también con la semana conmemorativa por los 21 años del traslado del monolito Pachamama o Bennett al museo lítico de Tiwanaku, la escultura de arenisca más grande de los tiwanakotas.
“El ídolo gigante” con siete metros de altura, un peso aproximado de 20 toneladas y una superficie de 36 metros cuadrados con iconografía tallada, permaneció por 69 años al aire libre en la ciudad de La Paz donde estuvo expuesta al hollín de miles de automóviles.
A ello se sumó el excremento de palomas que le ocasionaban un mayor daño químico en la parte superior de su cabeza, además de haberse evidenciado que le impactaron 23 proyectiles de armas de fuego de diferentes calibres, y que incluso le desprendieron parte de su rostro.
Después de siete años de planificación el 2001 se iniciaron los trabajos de diagnóstico, evaluación, limpieza y conservación del monolito Bennett, posteriormente la pieza fue sometida a un proceso de desalinización y limpieza, y antes de su traslado a Tiwanakuatravesó por un tratamiento de biomineralizaciónen diferentes lugares de su cuerpo para su conservación y consolidación. La monumental escultura llegó a Tiwanaku el 16 de marzo de 2002 y fue colocada en el Museo Lítico el 22 de marzo de 2002.
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