15 jun.- El “Museo Comunitario de Medicina Tradicional Huancollo”, inaugurado a finales de 2022, es uno de los tres museos instalados en comunidades que forman parte de la ruta del Qhapaq Ñan (camino del Inca), un camino ancestral declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, en 2014.
Con esta iniciativa, la comunidad de Huancollo, situada en el municipio de Tiahuanacu de La Paz, busca resguardar y promover su patrimonio botánico, su historia y su cultura. Este repositorio se estableció con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos. Se trata de un ambiente donde se exponen plantas nativas utilizadas en la práctica de medicina ancestral que, además, cuenta con un centro de salud dedicado a dicha práctica. Este espacio ofrece también un repaso por la historia con una muestra de danzas tradicionales, ritos, vestimentas y restos arqueológicos hallados en su territorio.
Las familias están convencidas de la importancia de resguardar los conocimientos de la medicina tradicional y, en especial, procurar el rescate de las plantas curativas amenazadas por la expansión agrícola. Durante la pandemia por Covid-19, plantas como la wira wira y el matico, que forman parte central de la exposición, fueron esenciales para aliviar síntomas de esta enfermedad, según cuentan los guías en el museo.
En una visita a este lugar, el arqueólogo Luis Callisaya, del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku (CIAAAT), institución que apoyó, por medio de un convenio a la promoción del museo del museo, explicó a La Región que el deseo de los comunarios no solo es de aprovechar su patrimonio, sino actuar como su guardianes. «Es el primer museo de Bolivia de medicina ancestral andina. Huancollo tiene talentosos conocedores de plantas medicinales», dijo Callisaya.
Uno de ellos es don Jorge Quispe Yujra, médico tradicional reconocido por el Estado. Además de su participación en la iniciativa del museo, donde comparte sus conocimientos, dirige un centro de medicina tradicional llamado «Spa Andino», ubicado en un edificio contiguo al museo. En ese lugar, que funciona desde 1981, Quispe y su hija Mónica aplican los conocimientos que pasan de generación en generación para tratar diversas dolencias y brindar apoyo en la recuperación de los pacientes.
Actualmente los comunarios Nicolás Mamani Yujra y Leonardo Laura son responsables y guías voluntarios. En al menos una hora cuentan a los visitantes los detalles de lo que allí se expone, como un «mapa parlante» que muestra la producción agrícola y ganadera, así como ritos y danzas tradicionales como la Qina qina, una danza milenaria o la Waka Tinky que surge en la precolombina; es la danza de los hombres jaguares representados en esculturas de Tiwanaku.
El museo alberga vestimentas auténticas y piezas elaboradas a mano hace unos cien años; además de restos arqueológicos descubiertos en terrenos de la misma comunidad, que fueron donados por las familias para su conservación y valoración.
El espacio donde montaron la exposición originalmente era un invernadero donde se cultivaba plantas medicinales, luego pasó a ser una sala de reuniones de la comunidad antes de convertirse en una galería. Esta sala de exposición se encuentra a solo 6,5 del sitio arqueológico de Tiwanaku; el camino es asfaltado por lo que los comunarios esperan que se convierta en una parada obligatoria para los turistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario